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FIRMAS: Federico Jiménez Losantos, M Jabois, PG Cuartango, Secondat, A Espada, V de la Serna, J Nieto, J Miravalls, ES de Buruaga

02 nov 2013 8:29

EN SUCIO

  • 02/11/2013 MANUEL JABOIS

Ex asesinos

HACE DOS años el fiscal superior del País Vasco, señor Calparsoro, hizo una declaración que se interpretó como un guiño de barra: «Si ETA se disuelve, la justicia será generosa». Que sean valientes, dijo, porque el pueblo y los tribunales sabrán reconocer ese paso. Aquello que parecía un exotismo presenta hoy severo diagnóstico. Tiempo después reconocería a El País que la frase «no fue muy fina»; que lo que quería decir es que la justicia se adaptaría a esa situación, «como con cualquier ciudadano». Sobre esta expresión se asienta una de las sintomologías del terrorismo. Tiene que ver con el crimen individual, al que hay que despojar de contexto porque el cadáver lo es por ser español o víctima de maltrato, pero también colectivo: la convivencia de terror generada, el acompañamiento melancólico al asesinato de la amenaza real de que el siguiente serás tú. La justicia ha de adaptarse a «la realidad social», decía el fiscal. Que ETA se abstuviese de poner bombas creaba un clima nuevo; si un terrorista deja de matar, los presos pueden beneficiarse de ello porque comparten un objetivo común: antológico precedente que abre la puerta a curiosas cooperativas. Ese embadurnamiento atmosférico desbarata el concepto de «ciudadano común»: al violador del Exaimple no lo recibirán en su pueblo con carteles de bienvenida ni un asesino en serie saldrá entre aplausos tras matar a 24 personas. La realidad social son los vítores al asesino de un chico que aún lo consideran, tantos años después, bien matado. De acuerdo a esa realidad lo lógico es que el fiscal no la utilice como atenuante sino como agravante. Pero estos días de agitación Calparsoro se ha molestado porque ayuntamientos propongan non gratos a dos terroristas y ni siquiera ha admitido que lo sean: al haber cumplido su pena, dijo, no puede considerarlos de tal manera. Como si un preso, aun arrepentido y reinsertado, aun perdonado por los huérfanos, dejase de ser el asesino de sus víctimas. A veces la única justicia que deja un muerto es la comparecencia inexcusable de su asesino; lo último es que se lo robasen. Hasta la generosidad que promueve el fiscal, de consumarse, tiene límites que la propia naturaleza impone. Y ya hay que llegar lejos para tener que aferrarse a ella.

  • 02/11/2013 PEDRO G. CUARTANGO

Camino de Damasco

MIQUEL ROCA / PABLO DE TARSO

Hay un testimonio pictórico de la conversión de Pablo de Tarso que sobrecoge al espectador: es el cuadro de Caravaggio en el que un chorro de luz cenital deslumbra al arrogante caballero que, encogido en el suelo, está a punto de ser pateado por la bestia. Fue camino de Damasco cuando, según narran los Hechos de los Apóstoles, el Señor se le apareció a Pablo: «Yo soy Jesús el que tú persigues. Levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que tienes que hacer».

No sabemos cuando el Señor se le ha aparecido a Miquel Roca, padre de la Constitución y abogado de Doña Cristina, pero la revelación que le ha iluminado es al menos tan poderosa y seductora como la que experimentó Pablo de Tarso. El otrora candidato del Partido Reformista Democrático y paradigma del seny catalán se ha convertido en un independentista furibundo.

Según sus palabras, Cataluña es una nación que tiene derecho a la independencia porque el modelo constitucional «está agotado» y las instituciones no le merecen «ningún respeto». Lo dice un hombre que tiene un bufete con el que se ha hecho millonario.

El paralelismo con Pablo de Tarso no puede ser más pertinente porque si Pablo, que era un cruel perseguidor de los cristianos que saqueaba sus casas y sus templos pasó a ser el gran apologeta del cristianismo en el mundo romano, Miquel Roca ha pasado de firmar la Constitución y ser su paladín más entusiasta al independentismo radical.

No deja de ser una paradoja que el hombre cuyo retrato figura en el Congreso como gran servidor de la patria sea ahora quien despotrica del trato malvado que, según él, España ha dado a Cataluña. No hay más que verle para darse cuenta de esa terrible crueldad.

Mientras Pablo recorría el mundo cristiano y alumbraba con sus epístolas las enseñanzas de Jesús de Nazaret, Roca sigue su camino con una decena de cargos como la presidencia del patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña, desde donde explica las quintaesencias de la nación catalana.

Si Pablo, nacido en Cilicia en una familia judía, tuvo un gran éxito con sus escritos fue porque dominaba la cultura griega y la incorporó al cristianismo. Ahora el mensaje de Roca adquiere especial relevancia en Cataluña por su condición de padre de la patria española. Eso sí que da valor a sus epístolas en favor de la nación vencida en 1714.

A lo mejor también le aguarda el martirio de ser presidente de la primera República Catalana, algo que no pudo conseguir en 1986 cuando quiso presidir el Gobierno español. Por fin le ha llegado su segunda oportunidad.

  • BREVETE
  • 02/11/2013  SECONDAT

Mundo nuevo

Las Constituciones de los estados democráticos, incluida la nuestra, protegen la intimidad de las personas estableciendo, además, que la ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal (art. 18 CE). Sin embargo, acaba de divulgarse la noticia de que la NSA espió 60 millones de llamadas telefónicas en España en sólo un mes. Los juristas de buena fé proclaman que tales escuchas son delictivas, pero ¿quién castigará a los que las realizan y cómo los castigará? ¿Quién parará hoy a los agentes de los Estados Unidos de América? Seguimos estableciendo la distancia geográfica en kilómetros entre dos puntos de la Tierra. Se dice, por ejemplo, que son 432 los kilómetros por carretera entre Granada y Madrid.

La realidad es que modernos aparatos se saltan las distancias geográficas y con ellos se puede llegar instantáneamente a cualquier lugar. Y los todopoderosos no atienden las razones de los más débiles.

Los historiadores aseguran que los ciudadanos de la Edad Media no percibieron la llegada de otro modo de ser, o sea la Edad Moderna. Y los ciudadanos de la Edad  Moderna no se dieron cuenta del comienzo de la denominada Edad Contemporánea.

Nosotros tenemos por delante otro modo de ser y de convivir. Seamos conscientes de ello, o no. Otro mundo nos espera.

  • LAS CUATRO ESQUINAS
  • 02/11/2013  FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Las respuestas ‘populares’ El PP indigna  a las víctimas  de ETA

9 FIRMASCinco magistrales movimientos del Gobierno y el PP han conseguido algo casi imposible: indignar a todas las asociaciones de víctimas del terrorismo. Al principio, pareció dominar el juego: echó a Maite Pagaza y puso a la dócil Mari Mar Blanco al frente de la asociación oficial y, además, adquirió los servicios de Ángeles Pedraza, presidenta de la mayoritaria AVT, cuyo discurso en la Plaza de Colón, sin una sola mención crítica a Rajoy, logró que el resto de asociaciones se pusieran de uñas. Pero, al menos, las había dividido. Además, hizo que el Rey, como Rajoy, recibiera sólo a Pedraza y Mari Mar, con lo que la foto de las víctimas amaestradas o dispersas se oficializó. Pero va Cospedal y desprecia a los que en Colón insultaron a los vicesecretarios y a los lídercitos del PP vasco, lo que obliga a Pedraza a instarle a pedir público perdón. Y ayer, Día de Difuntos, va Oyarzábal y dice que GregorioOrdóñez estaría «en este PP», que es lo contrario del que él creó con San Gil, Mayor o Iturgaiz, lo que obligó a la viuda y la hermana del político asesinado por ETA a mandarlo directamente al guano.

El PSOE pide exhumar a Franco Un Halloween franquista

Cuando era alcalde de San Sebastián, Odón Elorza llegó a irse de la ciudad para no coincidir con una movilización cívica en defensa de España y la libertad. Delicada que es la criatura. Ahora, cuando gracias a la infame sentencia del Constitucional, la ETA y sus adláteres mandan en su ciudad y en la Diputación de Guipúzcoa, Odón, ya no está tan molesto. Pero para paliar su ignorancia o celebrar Halloween se le ha ocurrido visitar por primera vez el Valle de los Caídos y ha descubierto que están enterrados, en lugar de honor, Franco y José Antonio. Quizás pensaba rezar ante las tumbas de Pablo Iglesias y Santiago Carrillo. Tremendo chasco. Así que ha presentado una moción para sacar de allí los restos de Franco y dejar al fundador de la Falange en un rincón, porque hay que «resignificar» el Valle como «lugar de reconciliación». Que la reconciliación empiece por echar de la fosa a los símbolos históricos de media España, la del bando nacional, retrata a este sujeto. Que los socialistas saquen a pasear a Franco cuando no saben si votar como españoles o como qué (Odón, como qué) retrata a su partido.

El secesionismo catalán PSOE y PSC  no se deciden  a decidir

La iniciativa de UPyD en el Congreso contra «la falacia del derecho a decidir» de los separatistas ha obligado a los representantes de la soberanía nacional (hasta los proetarras lo son) a retratarse ante la piedra angular del régimen constitucional, que es, precisamente, el derecho de todos los españoles a decidir todo lo que afecta a España. El PP secundó a UPyD pero la bancada socialista, tras largo forcejeo, se rompió. El PSOE votó a favor y el PSC se abstuvo, o sea, que se negó a reconocer la soberanía popular española. Navarro todavía ha ido más lejos y dice que el PSC «nunca votará contra el derecho a decidir». Será contra el derecho a decidir del separatismo catalán, porque el derecho a decidir de todos los españoles no le gusta nada. La gresca ha sido tal que Alfonso Guerra ha pedido romper de una vez con «ese partido nacionalista» y crear una «alternativa socialista en Cataluña». Pero, cuando presidía la Comisión Constitucional del Congreso, Guerra defendió frente al PP el Estatuto de Cataluña, que supone la abolición de la soberanía nacional española. Ese partido también lo partió él.

UPyD rompe con la izquierda El PSOE puede perder Asturias

Ni Rosa Díez hubiera podido imaginar una forma más digna de romper su criticadísimo acuerdo con la izquierda –PSOE e IU– en Asturias. El Gobierno regional se formó sobre la promesa de cambiar la Ley Electoral, que, en opinión de los magenta y los rojos –o sea, los comunistas–, pervierte gravemente el sistema representativo. Sin embargo, a dos años escasos de las decisivas elecciones municipales y autonómicas, el PSOE se ha negado a cumplir su promesa de regeneración democrática, creyendo que UPyD no se atrevería a cumplir la amenaza de no votar los presupuestos, dejando al PSOE en minoría insostenible. Grave error de cálculo. No sólo UPyD ha dado por liquidado el acuerdo sino que la propia Izquierda Unida, que se considera perjudicada por el sistema de atribución de escaños, ha proclamado también que está muy indignada por la traición del PSOE y que adiós muy buenas. El Gobiernín de los ministrines –como llaman los asturianos al Ejecutivo regional y sus consejeros– difícilmente se comerá el turrón. Y si se lo come, seguramente le sentará mal. Al socialista Fernández se le ha puesto cara de pavo de Navidad

  • EL CORREO CATALÁN
  • 02/11/2013

Culturismo digital

Querido J:

Este periódico donde te echo las cartas está inmerso en lo que ha dado en llamar un cambio de piel. Una reorganización técnica de sus contenidos, con modificaciones en la manera de agruparlos y de difundirlos; en su valor y en su precio. Habrá que ver lo que significa cuando el proceso haya terminado. Pero a mí este lema me parece inspirado y preciso. Obviamente ha recibido las críticas que eran de esperar. Con mala o peor fortuna expresiva, se basan en la presunta necesidad de que el periódico (y por extensión los periódicos) cambie algo más que la piel, siguiendo el dictado de esta cultura digital que predice el final de los periódicos y la caída de las instituciones que sostienen el sistema mediático. He escrito cultura por dejo, cuando lo que tenía que haber escrito, pero ahora voy, es culturismo, adolescente y muy hormonado, a veces de un matonismo algo patético. Bien. Este culturismo alienta una revolución y esto es lo primero que debe ser considerado, porque una revolución es el principal de los anacronismos políticos. El valor fundamental de la democracia es que anula el concepto de revolución del mismo modo fríamente técnico como el motor de explosión anuló al caballo.

Para tener un catálogo ampliado de los anacronismos intelectuales que manejan estos supuestos modernos, te recomiendo que leas el diálogo que mantuvieron esta semana en el TimesBill Keller y Glenn Greenwald. El primero, de 64 años, fue el anterior director del periódico, y hoy un excelente columnista, que escribe y sabe. El segundo, de 46, es un abogado que ha colaborado en publicaciones diversas, y que este año publicó en el Guardian las revelaciones de Snowden.

El debate se centra en algunos viejos problemas del periodismo, y el principal, que es el de la objetividad. Lo que dice Keller tiene un interés relativo: con orden y ponderación va detallando las reglas a que se atiene el periodismo para describir el mundo. No son diferentes de las que utiliza el método científico. Para mi gusto, y tal vez porque es el anfitrión del debate, Keller se muestra demasiado concesivo con su rival. Incluso en términos conceptuales, aceptando que se hable de la imparcialidad del periodista y no de su objetividad, rasgo que identifica con lo divino. En realidad sucede todo lo contrario: es la imparcialidad lo que resulta ser una aspiración exoplanetaria. La naturaleza ha programado al hombre para tomar partido, y de un modo inmediato, basándose, además, en razones emocionales. El proceso de la objetividad no es más, primero, que el reconocimiento de que esto es así, y no es de más carnes, como decía tan vistosamente mi abuela María Pérez. Y luego el esfuerzo por que siendo esto así y sabiéndolo, el periodista sea capaz de corregir este sesgo. Si los hechos del mundo no pudieran describirse a pesar de las convicciones personales no sólo no habría periodismo, sino que no habría hechos ni mundo.

El interés real de la discusión, ya lo sospecharás, está en la indigencia intelectual de Greenwald. Te resumo alguna de sus perlas. La primera, sobre la objetividad, precisamente: «Todos percibimos y procesamos intrínsecamente el mundo mediante prismas subjetivos. ¿Qué valor tiene fingir lo contrario?». Qué breve incapacidad de comprender el oficio: reducir a fingimiento el noble esfuerzo de vigilar las convicciones, y evitar que su exhibición añada espuria autoridad a una determinada interpretación de los hechos. A nadie importaría que el entrevistador del padre adoptivo de Asunta opinara que es inocente; pero a todos influiría. Entre otras cosas porque el pueblo tiene del periodista una opinión que nunca claudica: cree que sabe más de lo que habla. Y cree que sus opiniones no son más que una forma de información que no puede manifestarse de otro modo.

A veces los argumentos de Greenwald están basados en problemas reales del periodismo, como el de que la verdad y la mentira tengan el mismo estatus en muchas informaciones: «Informar», satiriza Greenwald, «se reduce a X dice Y, en vez de X dice Y, y eso es falso.» Por desgracia, el periodismo trabaja casi siempre en un plano donde sólo existen las llamadas versiones de los hechos. Volvamos a Asunta. En este momento dice el padre adoptivo que él no la mató. El periodismo podría ignorar esa declaración; pero jamás puede apostillarla.

Paradójicamente, es en asuntos morales donde Greenwald se comporta en arreglo al estereotipo más tradicional del viejo periodismo de colmillo retorcido. Hablando de la publicación de los papeles, de la lealtad a los gobiernos y de la necesidad de proteger vidas, escribe: «No sentiría ninguna lealtad especial al Gobierno de EEUU frente a otros gobiernos a la hora de decidir qué publicar». Es el mismo aleteo que los lleva a la proclamación de la revolución: su convicción de que en realidad no viven en una democracia. Otra opinión que intentan pervertir en hecho.

Aliado con el fundador de eBay (uno más de esos millonarios que quieren invertir en las noticias), Greenwald pretende desarrollar un nuevo negocio del que apenas nada se sabe. Miento, miento. Se sabe mucho, y sólo hay que leer este largo diálogo en toda su extensión y ver que las bases intelectuales, metodológicas del negocio apenas superan la elementalidad de los muckrakers y del periodismo militante puramente preindustrial: la mona vestida de cristal líquido. Se sabe, se sabe. No si será negocio. Pero sí que no será nuevo. Como dice nuestra querida Verónica Puertollano hay dos tipos de «innovadores»: los que miran a su alrededor y echan en falta algo y por tanto lo hacen (Steve Jobs, Elon Musk, el de Paypal y el Hyperloop). Y luego están los que se ponen a hacer sin mirar, y cuando levantan la cabeza, resulta que ya estaba hecho. Al comprobarlo, la humildad inteligente se suma y ayuda. Pero la adolescencia arrogante se pone a cocear a los padres con las cascadas pezuñas de los abuelos.

Sigue con salud

A.

  • LA POLÉMICA NACIONAL
  • 02/11/2013 VÍCTOR DE LA SERNA

Los políticos abandonan de nuevo a las víctimas

>PROTESTAS POR LA EXCARCELACIÓN DE ETARRAS

Las asociaciones de víctimas del terrorismo que critican que el Gobierno del PP esté cumpliendo el «proceso» iniciado por Zapatero fueron acalladas en la concentración de Madrid, criticadas por su «ignorancia» y apartadas de la audiencia con el Rey. Y no faltan quienes, en la prensa, aprueben su renovada humillación.

Entre los que no se resignan estaba David Gistau, en ABC: «Me parece impresionante que, después de sólo un empellón en la calle, el PP repita las técnicas de difamación con las que Zapatero se propuso aplastar a un colectivo cargado de razón moral. Se trataba de hacer pasar a las víctimas por un catalizador de la extrema derecha, con esas ‘banderas preconstitucionales’ que fueron lo único que vio Cospedal, igual que el personaje de Fort Apache cuando los jinetes se difuminaban en la polvareda: ‘Sólo veo las banderas’. En el caso del PP de Génova, la maledicencia es aún más cínica. Porque esa horda preconstitucional cuyo retrato comienza a esbozar es precisamente la que ese partido utilizó para desgastar a Zapatero durante las manifestaciones masivas».

Pero satisfecha se mostraba en EL MUNDO Carmen Rigalt, a quien preocupa mucho más ver a violadores que a terroristas excarcelados: «Los miembros de ETA, nos guste o no, acabarán ocupando un escaño en el Parlamento del futuro». No opinaba así, en cambio, Victoria Prego: «Acaba el Tribunal de Estrasburgo de asestar un golpe brutal a la democracia española en su batalla contra el terrorismo».

Patxo Unzueta, en El País, daba su versión de por qué no hay etarras arrepentidos y las víctimas muestran tanta «radicalidad» ante su excarcelación: «Una reforma del Código Penal en 2003 estableció, entre los signos para acreditar la ruptura con ETA, la ‘colaboración con las autoridades’ para impedir nuevos delitos o para la identificación y captura de autores de delitos anteriores. Pero no es lo mismo colaborar para impedir un atentado que para castigar al autor de uno cometido hace años. Exigir esto último como condición para acceder a la reinserción es apostar por que nadie se apunte a ella».

Por cierto que un brillante artículo del jurista Isaac Salama, en EL MUNDO, ya había recordado que el Tribunal de Estrasburgo ha vulnerado su propia jurisprudencia al ordenar la excarcelación de Inés del Río: España no hizo sino cambiar con retroactividad sus normas sobre reducción de penas a los asesinos múltiples, sin tocar las propias sentencias ni penas, exactamente igual que ya lo habían hecho Gran Bretaña y Chipre con la anuencia del TEDH, porque esas reducciones de pena son competencia de cada Estado.

Pasan los días y la última conclusión sigue siendo la de Ely del Valle en La Razón: «Hoy, la sentencia del Tribunal de Estrasburgo continúa estando ahí; hoy hay asesinos que saben que las puertas están a punto de abrirse; hoy el sentimiento de que los malos han vuelto a apuntarse una victoria sigue siendo una realidad».

  • PICALAGARTOS
  • 02/11/2013

Arfonso

El balcón del Hotel Palace, que ha ido al cajón de la Historia sacra de un socialismo que tiene alopecia de siglas y un vacío mortal en la cabeza, no era un balcón propiamente dicho, sino una ventana amplia con molduras donde se podía ver pasar el tráfago de las banderas y las ilusiones de un país que se quedó temblando y en cal viva a base de legislaturas y de descontento. Allí F. González y A. Guerra se tomaban del puño en un gesto con el que se iniciaba la reconquista patrimonial del Estado.

Si Felipe era el encanto de una chaqueta de pana, un pasado de vaquería y el atractivo del fumador de puros, Alfonso Guerra era el leído de la dupla, el político que medio había leído a Machado y que, ante la naftalina que había en Cortes entonces, quedaba casi que como un discípulo de Sartre en más feo. De la foto histórica del balcón del hotel madrileño ya no queda nada; el PSOE vive en una perpetua negación de sí mismo; una histeria histórica que proviene de ser un poder –que lo fue– sin ideas; es decir: un totalitarismo de la rosa y el puño que –cuentan– vuelve a tener un cierto criterio nacional por el Sur. Porque Susana Díaz, aun a pesar del peso muerto de Griñán y la beatificación a dedo por la que surgió, se ha dado cuenta de que el sentido común de toda España lo que pide es precisamente eso: España.

Sale ahora  Alfonso Guerra en este baile de momias que es la actualidad con que si el PSC y tal… Si Miquel Roca va emborronando la Constitución que medio ideó con los caderazos rotundos de Fraga y por la que en unos años no nos hemos matado, Guerra, histórico del cambio y el hermanísimo, se ha dado cuenta que ser socialista hoy en Cataluña es una pegatina alvent de las movidas periféricas. Cierto que, como dice Alfonso Guerra, el PSC es otro partido; más sibilino y elegante que el PSOE plano de Ferraz.

Lo que pasa, es que a Guerra, como a Valle-Inclán, le van fallando la época y los correligionarios.

Venirnos con lo sensato cuando se vende un libro de memorias resulta chistoso, aunque vayamos ya agradeciendo el numerito de que en el PSOE, al menos, se acuerden de la realidad nacional de la bodeguilla.

@jesusNjurado

  • APUNTE LEGO
  • 02/11/2013 JULIO MIRAVALLS

Si yo fuera un espía…  

El super espía Edward Snowden ha encontrado trabajo en Rusia, en una importante web. Las historias de espías tecnológicos son tan fascinantes como las de Le Carré. Cualquiera puede imaginarse como protagonista. Es difícil no recordar aquel «¿Te funciona la Motorola?» del socialista Álvarez Blanco al número tres del PSOE, Txiqui Benegas, que se puso a despotricar de «Dios, el One…», o sea Felipe González, mientras un oído malévolo lo grababa todo, para filtrarlo.

Pero los juegos de espías han cambiado desde aquella primavera de 1991. Ahora parece más fácil y menos tedioso que cuando montaron la cineteca del Cesid (EL MUNDO, junio de 1995), en la que grababan a todo pichichi conocido, hasta el Rey, y alguien tenía que escuchar las charletas para escribir un registro. El cambio de la tecnología analógica (telefonía fija y la primera móvil) a la digital (voz, SMS, correo, redes sociales…) es una delicia para los fisgones.

Antes, las conversaciones eran intervenidas en vivo. O un escáner identificaba la señal y la captaba, o bien se pinchaba físicamente un cable con unos cocodrilos o algo parecido. La señal, emitida en forma de ondas, debía ser decodificada y grabada como el sonido que la originó.

Ahora toda comunicación digital, incluidas conversaciones, se transmite en pulsos binarios (ceros y unos) y se puede guardar en un fichero tal cual, sin necesidad de decodificarla en el momento. Siempre pasa por algún nodo informático, en el que se puede pedir que deje copia. Y será perfecta para trajinarla después, aunque esté encriptada (ya la desencriptarán…).

Los e-mails dejan copia en servidores de origen y destino. De las redes sociales ni hablemos. Y los móviles, aparte de poder copiar la charla, dejan registro de quién llama a quién, cuándo y desde dónde. Sólo hay que cargar la información en una base de datos y cruzarla mediante software de big data. Está chupado ver relaciones y tendencias, descubrir que un número llama mucho a Oriente Próximo, o con quiénes se relaciona un fulanito sospechoso. Y todas las cosillas de los demás. ¿Recuerdan cuando todos hablaban indignados de la red mundial de escuchas Echelon (año 2000), o del SITEL del Gobierno español? Vamos, quien aún se crea que habla por teléfono en privado es que vive en un sainete. Pongámosle música del Violinista en el Tejado: «Si yo fuera espía, dubi-dubi-dubi-da, nunca dejaría de grabar, daba-dubi-daba-dubi-da…».

  • PASADO MAÑANA
  • 02/11/2013 ERNESTO SÁENZ DE BURUAGA

Tristeza

Supongo que cuando el PSOE se reúna la próxima semana en el cónclave, para buscar una salida a su laberinto, tendrán muy clara esta reflexión: «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos». Mirar hacia atrás tiene que darles vértigo. Son tan responsables de la crisis en la que estamos como necesarios para el futuro de España. Pero, mas allá de las ideas, de las disputas, de las enmiendas a la totalidad, hay algo que me produce una profunda tristeza porque hay cosas que no van en el carnet de la política sino en los sentimientos: el abandono a las víctimas.

Sus víctimas con nombre de familia socialista, las nuestras, la de una España democrática que han intentado volar por los aires los pistoleros de ETA. Las mociones de Tafalla, Villaba o Portugalete para repudiar a etarras han reflejado algo impensable, la equidistancia que han puesto entre las víctimas y los verdugos. La cobardía de mirar hacia otro lado como si nada hubiera pasado. Como si el que los terroristas salgan de la cárcel les concediera más beneficios que los de la ley.

No son como nosotros, no son como Buesa, Pagaza, Múgica y tantos socialistas a los que asesinaron. No hay olvido ni perdón, y tiene que haber vencedores y vencidos. Y cuando hablamos desde el recuerdo, desde la cara más humana que puede tener un político, Patxi López, secretario general del PSE, nos sorprende con una crítica:  «A quién se quiso saltar la legalidad para buscar un atajo porque el Estado de derecho no tiene atajos». ¿Hablaba de los GAL, invento de un gobierno socialista? ¿Reconocía que el Estado de Derecho no puede matar pistoleros de ETA y enterrarles en cal viva? No.

Se refería a un gobierno democrático que introduce la doctrina Parot de acuerdo con el Supremo y el Constitucional para que un asesinato no tenga la misma condena que 20. Reparen esta ofensa a los que ayer llevaban flores a los cementerios y, luego, opónganse a todo lo que haga el PP. Saquen a pasear la memoria histórica y el cadáver de Franco. Pongan firmes a los curas y sobre todo arreglen su carajal, que les lleva al desastre. Rubalcaba, qué solos se quedan los muertos.

FIRMAS: Federico Jiménez Losantos, V Prego, E González. S González, R Rivero, M Hidalgo, I Amestoy, R del Pozo

01 nov 2013 7:24
  • COMENTARIOS LIBERALES
  • 01/11/2013 F. JIMÉNEZ LOSANTOS

Arancharin

9 FIRMASES DÍFICIL sustraerse al encanto estético de la presidenta del PP vasco, pero aún es más difícil sustraerse al desencanto político que produce su empeño en perseguir lo poco bueno que queda en su partido. Desde que Lasalle, Soria y Sánchez Camacho, peones de Rajoy, echaron a María San Gil del nuevo PP, copia del viejo PSOE, nada ha sido lo mismo en el País Vasco. Cambian los floreros, pero sin flores. Cuando Quiroga pretextó «problemas de agenda» para no ir al acto de Aznar, San Gil y las víctimas de la ETA quedó claro que un bello perfil no avalora una moneda falsa. La presidenta de los restos del PP vasco tendrá la agenda llenísima de actos con Maroto, Semper y otros oyarzabalines que «construyen el futuro con Bildu». Pero se le acabará la agenda y seguirá sin futuro. Y sin votos.

Lo que yo no esperaba, ciego por la estética y tuerto por la ética, es que esta infanta del rey Mariano, amén de la agenda, tuviera llena la cartera. Y que, como Urdangarin y Cristina, a la sombra de Arancha hubiera (dicho sin ánimo de ofender, para entendernos) un Arancharin. Pero el informe de Luis Fernando Quintero en Libertad Digital, a partir de las revelaciones de Xavier Horcajo en La Pasta nostra, es inapelable.

Yo no dudo de que las actividades de Álvaro Arrieta, el afortunado esposo de Quiroga, sean legales. Pero en términos políticos hay socios inquietantes. Su empresa Oxer Sport SL, fundada en 2004, gestiona eventos deportivos, sobre todo hípicos, pero sólo se dispara en 2008, tras nombrar Presidente y administrador único a Carles Vilarrubí, con Arrieta como consejero delegado. Vilarrubí es íntimo de Jordi Pujol Ferrusola, con el que corrió en Le Mans, y sirvió a la dinastía en puestos de confianza: Juegos y Apuestas, TV3, Tibi Gardens (con Javier De la Rosa), La Seda de Barcelona (con Mas). Tras el pacto Aznar-Pujol del 96, entró en Antena 3 TV, Telefónica y la consultora Rothschild. Y de ahí, al Olimpo, o sea, al Barça: vicepresidente del área Institucional. Allí defendió fieramente a Urdangarin al estallar el escándalo, no en balde son amicísimos –los urdangacorreos  lo prueban– y juntos llegaron a MotorPress Iberica, Octagon Esedos y otras cimas.  Pero el mejor salto político asociado de  Oxer Sport lo dio con Hípica Almenara, o sea, Bono. ¡Qué agenda la arancharina!  ¡Y qué cartera!

  • PREGUERÍAS
  • 01/11/2013 VICTORIA  PREGO

Acciones deplorables   en el peor momento

Cuánta confusión y qué movimientos más inquietantes y desdichados están produciéndose en un momento tan inoportuno.

9 FIRMASAcaba el Tribunal de Estrasburgo de asestar un golpe brutal a la democracia española en su batalla contra el terrorismo, y los socialistas de Tafalla y de Portugalete se ausentan de sendas votaciones en sus respectivos ayuntamientos para no condenar a dos etarras sanguinarios. En Tafalla se iba a declarar persona non grata a nada menos que Inés del Río y los concejales del PSOE, acompañados de los de Bildu, no asisten a la votación y justifican su postura con unos argumentos que dan vergüenza. Ayer hicieron lo propio los socialistas de Portugalete para no verse en la tesitura de declarar persona non grata al etarra Piriz, recién salido de la cárcel. Y lo más sangrante es que el secretario general del PSN asumió la responsabilidad de la iniciativa.

El Partido Socialista tendrá que explicar a las víctimas y a todos los demócratas esa actitud de protección de la reputación de los asesinos mientras no acude a la manifestación del pasado domingo bajo el pretexto de que hay que cumplir la sentencia del Tribunal. Hay que cumplirla, pero eso no obliga a herir aún más a la víctimas protegiendo el nombre de sus verdugos.

Otro tanto puede decirse del fiscal superior del País Vasco Juan Calparsoro, que anteayer fue a visitar a los presos de ETA de la  vía Nanclares. Ya hizo unas declaraciones intolerables hace unos días que se podían equiparar a las de la concejal socialista de Tafalla. Dijo que resistía a llamar terrorista a Inés del Río porque ya había cumplido su pena: 26 años de los más de 3.000 a los que había sido condenada. Y ahora acude a la cárcel a escuchar los lamentos de unos terroristas que dicen que se han arrepentido, pero que todavía no han colaborado ni una sola vez con la Justicia para esclarecer los casos de los que pudieran tener información.

Éste es el momento más inadecuado y más inoportuno para escuchar este tipo de lamentos. Es una burla a las víctimas, especialmente en momentos como éste. Y no es aceptable de ninguna manera que el Ministerio Público tenga iniciativas como la de este fiscal. Los más grandes asesinos de la banda van a ir saliendo en libertad delante de la cara de las víctimas y lo único que puede hacer un fiscal en estos momentos es estar a su lado. No nos importan las quejas de los arrepentidos. No es el momento de escuchar sus reclamaciones de un trato social mejor que el que están recibiendo los etarras excarcelados. Es el colmo oír esta clase de petición.

Aquí se está cambiando el orden de los valores de una manera muy peligrosa y eso acabará dañando irremediablemente a esta sociedad. El gesto del Rey ayer es un consuelo. Gesto que deberían imitar otros representantes institucionales. El fiscal Calparsoro, por ejemplo.

  • 43 GRADOS
  • 01/11/2013   ENRIC GONZÁLEZ

Una era idiota

EN CIERTOS momentos de la historia, todos parecemos un poco idiotas. En retrospectiva, resulta hasta cierto punto misterioso que los ciudadanos españoles eligieran, por dos veces, a José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Tampoco tiene fácil explicación que el presidente de Francia sea François Hollande, un hombre que ha afrontado la recesión (causada por una crisis de deuda) aumentando la deuda pública y el número de funcionarios y que, fuera del ámbito económico, no hace más que meter la pata. Lo de Mariano Rajoy resulta parecido: trasvasa deuda privada hacia un Tesoro público que, examinado con objetividad, ya ronda la insolvencia.

Hollande y Rajoy, y otros dirigentes europeos, pueden hacer eso porque el Banco Central, por distintas vías, les presta dinero barato. Se imprimen montañas de dinero que, de momento, evitan la quiebra, pero no hay crecimiento ni empleo. Angela Merkel, demostración viviente de la enorme diferencia entre el político eficiente, lo que es, y el estadista, lo que no será nunca, se limita a esperar: a ella la votan los pensionistas alemanes, no los parados españoles. Llegará el crecimiento, prometen todos. Aunque las previsiones marquen para los próximos años un crecimiento tan débil que apenas resultará perceptible.

Son cosas que ocurren a veces. Herbert Hoover, presidente de Estados Unidos entre 1928 y 1932, era un hombre honesto e inteligente que, tras encajar el cataclismo financiero de 1929, se dedicó a agravarlo. Winston Churchill, que a partir de 1940 demostró valentía y la altura de un estadista, arruinó a su país en 1924 con el estúpido restablecimiento del patrón-oro para la libra esterlina. Neville Chamberlain, que no era imbécil, se empeñó en parecerlo como primer ministro británico: apostó por el proteccionismo y se mostró cooperativo con Franco y con Hitler. Durante las grandes crisis de transformación, las que cambian el mundo, los dirigentes tienden a fracasar. Habituados a gestionar una situación conocida, tratan de aplicar soluciones tradicionales y se estrellan. Ocurre en política y ocurre en la empresa, incluyendo la periodística. Hace falta tiempo para que surja una nueva generación que asuma el destrozo, reconozca que nada será ya como antes y, consciente de que lo peor es no hacer nada o hacer lo de antes, mire a largo plazo, diga la verdad y emprenda caminos arriesgados. Aún no estamos ahí.  Ningún dirigente europeo da la talla. Eso significa que seguimos encallados en los problemas y muy lejos de las soluciones.

  • A CONTRAPELO
  • 01/11/2013 SANTIAGO GONZÁLEZ

La gran oreja

A mí no me parece mal que Obama nos escuche, vaya esto por delante. No descarto que sea un hecho delictivo, pero seguramente será por mi bien y, además, me proporciona estatus. También ha supuesto una gran responsabilidad personal, aunque sus efectos han sido positivos. El nivel intelectual de mis conversaciones telefónicas, por ejemplo, ha mejorado sensiblemente. Antes pecaban de casticismo, de estar salpicadas de chistes verdes y expresiones inconvenientes, y ahora las entrevero con citas literarias y algún toque kantiano, siguiendo los consejos de mi madre, que siempre me instaba a cambiarme la ropa interior con el mismo argumento: «No vayas a tener un accidente y tenga que verte el médico». Era una mujer de natural escéptico y nunca se le ocurrió que podría planteárseme una ocasión de ligar y fuese a quedar en ridículo.

Obama es afroamericano, que es como se llama a los subsaharianos nacidos en los Estados Unidos o en las islas Hawaii, a 2.600 millas de la costa californiana, y se nota que no tiene malicia en esto de las nuevas tecnologías. De otra manera no habría permanecido callado y habría ensayado una respuesta en busca de empatía, al estilo de la confesión que le hacía Klaus Kinski a Bruno Ganz en el Nosferatu de Werner Herzog: «Mi querido Jonathan Harker, no sabe usted lo que supone verse obligado a repetir durante siglos las mismas tristes, banales experiencias».

Lo de las escuchas ilegales es antiguo. Ya han pasado más de 40 años desde el caso Watergate y lo que no ha cambiado en Estados Unidos es la respuesta de los presidentes en el momento de descubrirse el pastel: la callada por respuesta. Aunque pueda parecerles un supuesto heroico, supongan ustedes que Barack Obama hubiera nacido vasco. En el verano del 86, el lehendakariGaraikoetxea notó que su teléfono hacía extraños. Después de dos denuncias recibió una llamada de Luis Solana, presidente de Telefónica, para decirle que en su teléfono había un pinchazo.

Garaiko se puso enérgico, en plan Margallo, y tuvo una réplica magistral del PNV, pese al laconismo que se atribuye al partido–guía de los vascos. ¡Ay, si Obama se hubiera inspirado ahí! «Algo tendrá que esconder cuando se pone así», dijo el portavoz Xabier Aguirre Kerejeta. «La Ejecutiva y yo también tenemos los teléfonos pinchados, pero yo no tengo nada que ocultar». Arzalluz, como solía, lo bordó al apuntar que no era un dispositivo para la escucha, sino para ser descubierto «en el más puro estilo de quien lanza la piedra, descalabra al vecino y se pone él mismo la venda».

No hay motivo para que tengamos complejo, ya les digo. Lo de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, con sus 60 millones de conversaciones intervenidas, es un mero asunto cuantitativo, la dimensión industrial del asunto, haya tenido el papel que haya tenido en ello el CNI, tan artesanal y tan selectivo en la selección de sus escuchandos. El CNI, en una encarnación anterior, llegó a ponerle escuchas al Rey, no diré más. Cualitativamente hablando no hay color, por más que en nuestro imaginario después del ojo de Dios esté la oreja de Obama.

  • TINTA RÁPIDA
  • 01/11/2013 RAÚL RIVERO

Sombras  y enemigos

EL CINEASTA Tomas Gutiérrez Alea solía decir que la incoherencia es el carné de identidad del subdesarrollo. Para otros intelectuales y artistas, el signo de ese esquema de vida es el surrealismo en estado puro, un homenaje permanente a André Bretón. Quienes lo padecen en el ámbito de una dictadura como la cubana tienen una visión menos literaria del fenómeno y aseguran que es el caldo de cultivo perfecto para anular al ser humano y sus libertades.

Es que esa combinación de atraso económico con represión y totalitarismo provoca que los ciudadanos asuman el síndrome de Estocolmo como un estado de ánimo. Cualquier hilo de luz puede trasmitir un repunte de optimismo para llegar al amanecer del día siguiente.

Los opositores pacíficos, los periodistas y blogueros independientes, los bibliotecarios y los abogados libres, la sociedad civil que se abre paso, no están comprendidos en esa parroquia de esperanzados temporales. Ellos viven la crudeza de un escenario que el Estado diseña y en el que esos grupos de personas son sombras o enemigos mortales, según lo requiera la propaganda.

Este viernes un entramado judicial del gobierno le pide una condena de 10 año de cárcel a la dama de blanco Sonia Garro. A su esposo Ramón Muñoz, otra de 14 y 11 para el activista Eugenio Hernández. No se ha publicado ni una línea en los medios del país. La noticia de la semana ha sido  la visita del vicepresidente indio Mohammad Hamid Ansari, que fue a saludar a Fidel Castro y a entregar un millón de dólares para desarrollar el hockey sobre césped en Cuba.

Está muy grave en huelga de hambre en una cárcel de Bayamo, en la zona oriental, el preso político Ángel Yunier Remón Arzuaga, pero la nota de relieve es el anuncio de que, con las medidas de apertura de salidas del país aprobadas recientemente después de cinco décadas de prohibición, 226.877 cubanos han viajado al exterior en los últimos nueve meses y el 57,8% ha regresado. Un poco más de 25.000 ciudadanos de ese país viajaron a España en esa etapa y 95.228 a Estado Unidos.

Las definiciones literarias o filosóficas del subdesarrollo ayudan a entender lo que pasa o lo que debe pasar en aquellos países. Otra cosa es, dice desde La Habana el poeta y periodista Jorge Olivera Castillo, vivirlo todos los días con la policía en la puerta, la mesa vacía y un calabozo en cada sueño.

  • GALERÍA DE IMPRESCINDIBLES / 318
  • 01/11/2013

Una visionaria romántica

MARY SHELLEY

Nueva edición de ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’

La vida de Mary Shelley fue una montaña rusa de infortunios e intensas experiencias. Podemos conocerla mejor gracias a la biografía de la novelista escocesa Muriel Spark, editada por Lumen. La madre de Mary murió a los 11 días del parto. El padre la dio a criar a una amiga y luego se casó con una mujer horrorosa que la excluyó de su cariño. Su hermana mayor se suicidó. Tres de sus cuatro hijos murieron en la primera infancia. Su adorado marido la engañó repetidas veces y murió ahogado en el mar de Viareggio a los seis años de contraer matrimonio. Durante prácticamente toda su corta vida (1797-1851), la escritora londinense tuvo problemas familiares, económicos y de salud.

Con todo y con eso –o precisamente por eso–, Mary Shelley no sólo fue la creadora de una obra inmortal como Frankensteino el moderno Prometeo (1818), sino una mujer adelantada a su tiempo como novelista, ensayista y pensadora de corte liberal radical y feminista. En España, tiene ahora un pelotón de escritores que la idolatran, comandados por Fernando Marías, y que se hacen llamar Hijos de Mary Shelley. Recomiendo visitar su web, que es magnífica y muy original (planteada como un videojuego).

Pero es preciso poner nombres a los protagonistas de esta historia. Su madre fue la escritora y pensadora inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797), autora de un libro clave del primer feminismo, Vindicación de los derechos de la mujer (1792). Podemos acercarnos a esta mujer irrepetible leyendo Vida y muerte de Mary Wollstonecraft (El Viejo Topo), de Claire Tomalin. Además, Nórdica publicó sus dos únicas novelas cortas, Mary (1788) y María (1798, póstuma), junto a un relato de su hija, Mathilda (1819). El volumen lleva un buenísimo estudio introductorio sobre ambas de la gran especialista Janet Todd.

Su padre fue el pensador protoanarquista y novelista William Godwin (1756-1836), autor, entre otros, de un libro de enorme influencia, Investigación sobre la justicia política (1793). Endeudado hasta las cejas, Godwin se dedicó también a escribir novelas –entre propagandísticas y alimenticias–, y tenemos la suerte de poder leer en castellano Las aventuras de Caleb Williamso las cosas como son (1794), editada por Valdemar. Godwin y Mary Wollstonecraft se casaron –su feliz matrimonio apenas duró tres años– cuando ella estaba embarazada de él y había intentado suicidarse dos veces por sus desventurados amores con el poco escrupuloso hombre de negocios norteamericano Gilbert Imlay, que la abandonó después de hacerle una hija, Fanny. Esta Fanny Imlay –hermana o, si se quiere, hermanastra de nuestra Mary– fue la que se suicidó, a los 22 años. ¿Por qué? Porque su madrastra –la segunda esposa del padre de Mary– no le hacía ni caso y, tal vez y sobre todo, porque su enamorado se fugó con otra.

¿Quién era su enamorado? Ah, pues el genial, fogoso y calavera poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley (1792-1822), el futuro e inminente marido de Mary, que estaba casado y tenía dos hijos. Percy –rico por familia, pero pobre por su mala cabeza– era admirador de las doctrinas de William Godwin, y en su casa conoció a las tres chicas: Fanny, Mary y Claire. Tuvo amores con las tres. ¿Quién era Claire? Pues Claire Clairmont era una de las dos hijas ilegítimas de la segunda mujer de Godwin.

No perdamos el hilo, a ser posible. En 1814, Percy se llevó consigo a Suiza –descontentos todos del ambiente familiar– a Mary y a Claire. No tenían dinero y tuvieron que regresar a Londres al cabo de dos meses. Mary volvió embarazada de Percy, quien, antes o después del viaje, embarazó a Harriet, su todavía esposa. El hijo de Mary –el primero con Percy– murió a los cuatro meses de nacer. En 1816, Claire quiso volver a Suiza. Estaba embarazada del no menos romántico escritor inglés Lord Byron (1788-1824), que vivía junto al lago de Ginebra. Luego nacería su hija Allegra, que murió a los cinco años. Y allá se fueron Percy, Mary y Claire. Junto al lago de Ginebra se gestó en una velada memorable Frankenstein o el moderno Prometeo.

Al regreso de aquel viaje, Harriet, la esposa de Percy, se suicidó, y Percy y Mary se casaron. Después, durante varios años, Percy y Mary vivieron, escribieron, amaron, fueron felices y penaron en varias ciudades italianas. Su segundo y tercer hijo murieron allí de disentería y malaria. El cuarto sobrevivió, creció, se casó y volvió con su madre a Inglaterra. Mary Shelley siguió escribiendo novelas, relatos cortos y biografías, y fue la principal editora e impulsora –y correctora– de los libros de su marido una vez muerto. Mary murió en Londres en 1851 a consecuencia de un tumor cerebral que, durante años, le había ocasionado fuertes dolores de cabeza y ataques de parálisis.

En aquel verano lluvioso de 1816, en la Villa Diodati, Mary Shelley concibió Frankenstein o el moderno Prometeo, después de que Lord Byron, tras leer juntos cuentos alemanes de fantasmas, invitara a los presentes –los ya citados y su médico personal, John William Poldori– a escribir un relato de fantasía y horror. Mil veces adaptada al cine, el teatro, la televisión o el cómic y mil veces reescrita o imitada, Frankenstein…, inspirada en el mito de Prometeo y en El paraíso perdido (1667), de John Milton, trata de la posibilidad de desafiar a Dios creando vida humana. Mary Shelley tomó base científica concreta en las teorías de Luigi Galvani y Erasmus Darwin, quienes, en el siglo anterior, habían experimentado con la electricidad para dar movimiento a músculos y vísceras de cadáveres.

Con inquietantes ilustraciones de Elena Odriozola, Nórdica acaba de poner en circulación una nueva edición de esta obra maestra del goticismo, uno de los primeros grandes relatos literarios de fantasía y ciencia-ficción, novela de interpretaciones inabarcables, considerada por muchos como una advertencia sobre los peligros del progreso científico no reflexivo, pues la criatura forjada por el doctor Víctor Frankenstein se vuelve trágicamente contra su creador, contra el mundo y contra sí misma.

  • CALLEJÓN  DE GATOS
  • 01/11/2013 I. AMESTOY

De Madrid a México DF

El lunes pasado fue la festividad de San Judas Tadeo, «patrón de las causas difíciles». Ese día miles de mexicanos se dieron cita en su capital, México DF, cargando estatuas del santo, de hasta dos metros, para que fueran bendecidas. Los sanjuderos, que no dejan de tener un aire «buñuelesco», no se cortan por llevar al santo patrón en brazos por las calles.

Y  es que estos mexicanos no se cortan por nada. La fusión de  los aztecas con las gentes de Cortés dio lugar a los mexicanos corajudos que lo mismo son capaces de cargar a la brava con santos, que de asumir (aquí queremos llegar) que ya son el motor del idioma castellano, o de la pelota vasca que se hizo allí olímpica en el 68, y hasta de los toros (el domingo, arrancó la temporada con un duelo entre Talavante y el mexicano Saldívar, que relató Villán), resultando al cabo más «españoles» que muchos de «los nuestros».

El idioma español es el idioma predominante, entre 68 lenguas. Y es predominante entre los 120 millones de habitantes de México, a los que hay que sumar los casi 38 millones de la franja mexicana que se apropió EEUU, más los cerca de 12 que viven en el resto del territorio yanqui. De esos, pongamos, 170 millones de hispanohablantes mexicanos, 10 están en DF, que con su zona metropolitana llegan a los 30. Si queremos comparar, España tiene en este momento 47 millones, y Madrid algo más de tres, que con su área metropolitana alcanza los seis millones y medio.

Molina y Anson coinciden en apreciar que nuestra mayor riqueza es el idioma español, que se extiende ya hasta Canadá. Por el sur, el español llega hasta Tierra del Fuego. Y con los españoles, tenemos 500 millones de hispanohablantes. En resumidas cuentas, los mexicanos son la fuerza de choque del español. Pero no sólo por los números.

La semana pasada en México DF, alrededor del estreno de una obra de José Bergamín, estudiosos y periodistas de allá y de acá hablaron de las huellas del exilio español en México y España. Se llegó a la conclusión de que allá el exilio se fundió con el pueblo mexicano, como los de Cortés con los mexicas, y acá lo único que se produjo fue un vacío que no se ha llegado a llenar. Ellos, además de la millonada de hispanohablantes, tienen incorporada aquella España, que no volvió, de los Bergamín, León Felipe o Max Aub, y de los médicos, maestros o filósofos aquellos. Y uno piensa que quizá la capital del español (¿también de España?) sea desde hace tiempo México DF.

  • EL RUIDO DE LA CALLE
  • 01/11/2013 RAÚL DEL POZO

San Cristobalón

Cuando no hay infortunio que no nos aceche, se ha comparado al Estado español con un elefante en peligro de extinción aunque, hasta ahora, sólo lo amenazan ratones. El elefante es analogía del fastuoso derroche que nos aplasta con sus salteadores. Hay que alimentar al paquidermo con impuestos. En algunos países asiáticos, los elefantes se utilizaron como verdugos de los defraudadores. «No pienses en un elefante», recomendó Lakoff, aconsejando a los políticos que no usaran el lenguaje del adversario para no reforzar su discurso.

El autor reconocía el talento del eufemismo empleado por Bush padre para engañar a los votantes: alivio fiscal. Como los políticos no pueden salir a la calle sin guardias, están recurriendo a la demagogia. Ya no cuela eso de decir «no soy un chorizo». Cuando lo dicen, la gente piensa que lo son. Después de que el elefante se haya tragado 17 vagones de arroz, muchos satrapillas regionales anuncian alivios fiscales para intentar no hundirse en las próximas elecciones.

Cristóbal Montoro, profesor de piel dura, es el domador del elefante. Su gobierno tampoco ha reducido el gasto público y el Ministro de Hacienda hace en esta película de miedo el papel de Richard Widmark, empujando viudas por las escaleras y quitando a los españoles más de la mitad de lo que ganan. Lo pintan como a una hiena socialdemócrata. Aunque no lo diga, no le salen las cuentas. Los impuestos son muy altos en España y aún lo serán más, o habrá dramáticos recortes, porque los gastos siguen siendo los del Gran Capitán.

Don Cristobalón no tiene la culpa del despilfarro. Como en el poema de Machado (sobre el olivar / se vio a la lechuza / volar y volar), quiso espantar a la lechuza que se bebe el velón de aceite, pero la Virgen Soraya le dijo «déjala que beba, San Cristobalón, que trae un ramito verde».

El ministro encabrona con su sorna. Felipe González acaba de llamarle «tontoro», un chiste indigno de un hombre de Estado, porque la gracia se basa en el humor ínfimo, el del juego de palabras consistente en agrupar de manera arbitraria sus sílabas. Ha dicho: «O está trampeándonos o es, como decíamos hace 25 años, tontoro y no Montoro».

En España, desde siempre se ha apedreado a los recaudadores de alcabalas, diezmos, gabelas y regalías. A Cervantes lo excomulgaron por expoliar a los clérigos cuando fue recaudador de la Armada  Invencible.

Quevedo, en el Memorial que coló debajo de la servilleta del Rey, decía: «A cien reyes juntos nunca ha tributado /España la suma que a vuestro reinado / Y el pueblo doliente llega a recelar /No le echen gabela sobre el respirar».

FIRMAS: Luis María Anson, V Prego, M Jabois, A Espada, Secondat, R del Pozo

31 oct 2013 7:25
  • CANELA FINA
  • 31/10/2013            LUIS MARÍA ANSON

España necesita un PSOE robusto

DIOS y Rubalcaba me libren de meter las manos en el avispero socialista. El zumbido de la colmena del PSOE atruena la calle Ferraz. Nunca se había cegado el partido centenario con el brillo de tantas navajas cachicuernas, de tantos puñales desenvainados y en acción. Jamás se produjeron tantas maniobras subterráneas, tantas invectivas, tantas máscaras ocultando rostros y disimulando intenciones. El PSOE es hoy el partido de la palabra pánica y la mirada recelosa. Nadie sabe bien qué se está cociendo en las calderas de Ferraz.

Hay algo, sin embargo, que parece claro. A España le conviene un PSOE sosegado y robusto como el que lideró Felipe González. No es verdad que el bipartidismo resulte pernicioso. Manteniendo siempre la más varia pluralidad de opciones, la fórmula de dos partidos mayoritarios es la garantía de estabilidad y gobierno eficaz en toda Europa. Si el PSOE continúa debilitándose nos encontraríamos con que la alternativa al centro derecha no sería un centro izquierda constructivo sino un Frente Popular más o menos ampliado. La alternativa hoy al Partido Popular, según las encuestas, es la alianza del PSOE, del partido comunista enmascarado tras IU, de Esquerra Republicana de Cataluña y del BNG gallego. Esa coalición bascularía hacia el extremismo zurdo y sería manejada por el radicalismo comunista de Izquierda Unida.

Y no, no es eso lo que le conviene a España. Por el contrario, la fórmula de la Transición sigue mostrándose como la más positiva: alternancia de los dos grandes partidos que representan al 85% de la ciudadanía. La hostilidad, la disparidad de criterios, el diferente entendimiento de las circunstancias políticas de cada día se armoniza en ambos partidos con el respeto expreso a la Constitución de 1978, derivada de la voluntad general libremente expresada. Y lo que es igualmente importante: en cuestiones de trascendencia, de territorialidad, de terrorismo, de seguridad nacional, de política internacional… el pacto de Estado entre los dos grandes partidos es la garantía de estabilidad. En eso consistió el espíritu de la Transición, respetado por Suárez, por Calvo-Sotelo, por González y por Aznar. José Luis Rodríguez Zapatero fracturó ese espíritu de la Transición enviando al Partido Popular al zaquizamí de la Historia y entendiéndose con los partidos nacionalistas de Cataluña y el País Vasco, de cuya voracidad se convirtió enseguida en víctima propiciatoria, tal y como Ortega y Gasset, la primera inteligencia del siglo XX español, le anunció a Manuel Azaña. Una cosa es el respeto, e incluso el estímulo, a la representación democrática de los partidos nacionalistas y otra cosa la desquiciada decisión de instalar la estabilidad del Estado sobre ellos. Conforme al espíritu de la Transición, el sosiego de España está en función del pacto de Estado entre el centro derecha y el centro izquierda.

Por eso algunos dirigentes populares que celebran encantados la descomposición del PSOE cometen un profundo error. España necesita un Partido Socialista robusto y eso lo saben todos los que ponen por encima del interés partidista, el interés nacional. No soy pesimista. Seguro que en los próximos meses el PSOE encuentra a una persona joven, hombre o mujer, capaz de liderar el partido y remansar las aguas emborrascadas. Si no fuera así, los militantes socialistas se inclinarán por dirigentes no abrasados como Javier Solana o José Bono. En todo caso, hay que desear suerte a los socialistas para que enderecen el rumbo de su nave, zarandeada hoy por las más agrias tormentas, por alguna galerna también que amenaza en el horizonte.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

  • PREGUERÍAS
  • 31/10/2013     VICTORIA  PREGO

Mala compañía

El PSC se está convirtiendo en un problema para el PSOE de dimensiones extraordinarias que no es compensado, ni mucho menos, por el interés que pudiera tener la influencia del PSC entre los votantes socialistas de Cataluña. Todos saben que el retroceso de ese partido es imparable desde los tiempos del tripartito de Maragall. Así que  los dos partidos se comportan como dos heridos que caminan apoyándose el uno en el otro y avanzan a trompicones hasta caer juntos al suelo.

La decisión del PSC de apoyar el derecho de autodeterminación disfrazado de derecho a decidir ha sido un error mayúsculo que no le va a dar más votos, sino menos. Y con ese aviso de que ellos votarían no se quedan además en un terreno de nadie en el que se van a consumir. Y el PSOE se ha empeñado en «comprender» esa posición disparatada y en caminar hasta el final junto con lo que queda del socialismo, o lo que se sigue llamando así en Cataluña.

Y entonces se queda sin discurso. Enarbola una reforma constitucional que no interesa a los independentistas y que no está pactada con nadie más que con el PSC y se queda solo en el centro de la pista sin que le entiendan ni sus propios militantes. Porque seguro que Rubalcaba no se engaña en esto: no es la vieja guardia la que protesta. La vieja guardia es la que habla porque es la única que tiene autoridad adquirida para hacerlo. Pero eso que dicen Guerra, Chaves, Bono y tantos otros es lo que piensa la inmensa mayoría de su militancia y de sus votantes.

Además de romper el partido en votaciones en el Congreso, cosa que volverá a suceder según vaya avanzando el proceso puesto en marcha en Cataluña, el PSC y su apuesta disparatada están deshaciéndolo en el resto de España. Porque que el Partido Socialista se hubiera abstenido en la votación de una moción que, en definitiva, venía a decir que la soberanía nacional la encarnan todos los españoles, eso no lo hubiera admitido la mitad de los diputados ni la totalidad de quienes votan o han votado al PSOE en España.

Rubalcaba no tiene más opción que hacer lo posible por descabalgar al PSC de su apuesta descabellada por el derecho a decidir, que les coloca además en una posición de servicio del independentismo, o poner de una vez distancias con el partido en Cataluña. Porque esa compañía íntima va a acabar con las escasas posibilidades electorales del PSOE en España, especialmente a medida que nos acerquemos al montaje que los independentistas prometen culminar con la convocatoria de un referéndum.

El espectáculo de un partido dividido a la hora de una votación tan simbólica en el Congreso es la peor imagen que un partido de la oposición puede ofrecer. Y ya es la segunda vez que esto sucede. Hay un precedente peligroso y que deberían tener en cuenta sus dirigentes: la UCD de sus últimos tiempos.

  • ¡QUIA!
  • 31/10/2013 ARCADI ESPADA

Sinécdoque

LA OTRA noche, la diputada Rosa Díez obligó a los diputados españoles a prometer la Constitución de nuevo y los socialistas, echando chispas, se dividieron entre la voz y el voto. Con el voto refrendaban la Constitución que les da plaza y sentido; con la voz, mascullando, acusaban a la diputada de oportunismo. Igual que en la prensa las exclusivas propias son filtraciones cuando se trata de otros, en política el sentido de la oportunidad es oportunismo cuando son otros los que lo practican. Pero no solo le decían eso a la diputada. En el debate sobre el derecho a decidir de los españoles los socialistas insistían en que su objetivo es reformar la Constitución. Quizá sea el momento procesal oportuno para ocuparse de ese argumento.

No habrá reforma de la Constitución que incluya cambio alguno sobre el sujeto soberano. Los socialistas podrán despegar su abundante y banal piroctenia sobre federalismos, incluso simétricos; podrán decretar en los preámbulos, como quiso hacer el antiguo socialista Rubert de Ventós en aquel inolvidable Estulto, que Cataluña ha modelado un paisaje; podrán reformar el Senado hasta la saciedad inútil; pero no podrán redactar una Constitución donde los españoles no existan. Porque ésa sería la consecuencia de la limitación local del derecho a decidir: seguirían existiendo andaluces, catalanes, vascos, etcétera y café. Pero no españoles. Aunque la historia prueba que los socialistas son consumados maestros en el arte de ejercer a ambos lados de la calle la posibilidad de una Constitución española sin españoles parece un reto insuperable. De ahí que la noche del martes fuera el momento idóneo, simbolizado en la división catalana/española del voto socialista para recordarle a Pérez Rubalcaba que las diferencias entre socialistas sobre el derecho a decidir no son meramente formales, incluso políticas en sentido estratégico, limitado. Al contrario: esas discrepancias son constitutivas y afectan al núcleo de la democracia española. No puede haber una Constitución española que incluya el derecho a decidir de catalanes y etcéteras. Sería tan pintoresco como que el PSC hubiese obligado a votar a favor del derecho a decidir al conjunto de los socialistas. Aún no han comprendido, ni tras el paso por la presidencia de aquel especialista en quiasmos y otras figuras retóricas, que España será sinécdoque o no será.

  • APUNTES EN SUCIO
  • 31/10/2013 MANUEL JABOIS

Gran Primo

Tras analizar los datos de 60 millones de llamadas, la NSA avisa de que llega el invierno. Los coches oscuros de los ministros parecen Cadillacs Sedan deslizándose por Madrid; los ilumina el rato justo de sol, que es el que da carisma. Empieza a abrigarse todo un poco, quizás exageradamente. A Rajoy, nada más sentarse en el escaño, lo arropan los fotógrafos como cada miércoles; recuerdo que la primera vez, con la inocencia del nuevo, pregunté si le había salido un grano. «Usted, aléjese un instante», me pide un señor. Ha sido saberse espiados y los españoles empezar a impostar para quedar bien en Wisconsin. Recuerda a aquel testigo que tras una explosión de gas explicó el suceso a la perfección fuera de micrófono, pero al encenderse la lucecita carraspeó, solemne, y se arrancó: «Estando yo a las 19.00 horas…».

Como la actualidad trae misterios había curiosidad parlamentaria por saber qué iba a decir Rubalcaba, que es todo un Bilderberg. Al líder socialista le acompaña fama de urdidor y de gran depositario de la información española, como una especie de Aleph. Hace años se enzarzó en un pasillo del Congreso (se lo tuvo que llevar Bono del brazo, como en el instituto) con Floriano, al que llamó «paranoico» porque el PP le echaba en cara las escuchas de Sitel. González Pons se fue diciendo que Rubalcaba había dicho «yo oigo todo lo que dices y veo todo lo que haces», lo cual es un drama tratándose de Floriano: pocos planes peores que espiarlo. Gracias a la polémica pudo verse a Cospedal en plena forma: sentada en una terraza de Marbella, con la playa al fondo y blusa blanca, denunció vivir en un Estado Policial. Parecía Cayo Lara hasta en la blusa.

Visto el tono de Rajoy, que llegó de la cumbre como aquellos españoles que volvían más adultos de los cines de Perpignan, Rubalcaba tendió la mano flaca y compartió preocupaciones con el Gobierno. Actitud de hombre de Estado, en el argot. O estadista: estadista es cuando le das la razón a tu rival. Pierdes siempre las elecciones, pero se respeta tu altura moral. Es como una especie de piperío político. «No esperaba menos de usted», respondió el presidente del Gobierno. Y se sonrieron. En las películas ése es el instante en que los americanos, en la furgoneta de reparto de pizzas, tiran los auriculares, frustrados: los han pillado.

La estrategia del Gobierno y el PSOE pasa por ser «común» y consiste en «tomarse en serio» este asunto: hay consenso en la «preocupación» y postura conjunta en adoptar, en el futuro, las «decisiones que sean mejores». Si se pretendía el encriptamiento del mensaje éste comenzó a realizarse con éxito. Hasta le preguntaron a Gallardón por las placas franquistas y hubo que ver otra vez al ministro contabilizando chapas. Podría pensarse que a España se le espía desde los 80 y todo ha sido un gran disimulo, un enorme teatro para despistar a la superpotencia, que nos cree obsesionados con Franco, el fútbol y Gibraltar cuando en realidad lo que nos interesa es la ciencia, pero no se deja investigar para no dar pistas.

  • BREVETE
  • 31/10/2013 SECONDAT

Sólo periodista

Entre las personalidades que he conocido a lo largo de la vida, una de ellas se destaca en mi memoria por su decidida voluntad de ser sólo una cosa, a pesar de haber desempeñado diversos cometidos, empresariales y profesionales. Me refiero a Manuel Martín Ferrand, que estos días es recordado en un merecido homenaje. El sólo quería ser periodista. Y lo fue grande, excepcional. Pretendió fundar una empresa de televisión al inicio de la Transición. Durante la batalla judicial para romper el monopolio de TVE, en 1982, creó Antena 3 Radio. Finalmente, en 1989, fue posible lo que era su propósito inicial: Antena 3 TV. En estos momentos de pluralismo informativo quizá no valoramos bien lo que fue para España abrir la televisión con una cadena no gubernamental. Ahí está uno de los méritos de Manuel Martín Ferrand, el que los muy jóvenes no pueden apreciar en sus justos términos. Era otra época aquella de los años 80 del siglo XX, por supuesto mejor que la anterior a 1975, fecha de la muerte de Franco./ SECONDAT

  • EL RUIDO DE LA CALLE
  • 31/10/2013 RAÚL DEL POZO

Cuesta de las Perdices

En la cyberwar, última guerra mundial, no hay detonaciones sino estetoscopios inalámbricos, audio-vídeos, micrófonos invisibles. Un batallón de strippers, blogueros, hackers y topo-trolls han sucedido a aquellos caballeros traidores que salían de Oxford y terminaban de agentes dobles. Entraban en el territorio de la impunidad y las mentiras de estado; nadie conocía la cara del jefe del servicio secreto.

Los diputados del Gran Teatro de San Jerónimo temían ayer que las conversaciones con sus amantes o las invectivas contra sus jefes estuvieran entre los 60 millones de conversaciones grabadas por Washington. El debate era sobre Europa pero sus señorías se iban con la imaginación a la Cuesta de las Perdices, sede del CNI, donde los únicos que se pueden colar son los  jabalíes del Pardo.

«Hemos asistido –comenta una diputada– a un recital de hipocresía y fingimiento, de agromarxismo. Llevamos colaborando con los norteamericanos desde Franco, sobre todo desde Aznar, a cambio de  tecnología de última generación para derrotar a ETA. Esa colaboración no la desbarató Zapatero, ni tampoco después Rajoy, como Obama no desmontó el aparato de espionaje de Bush».

Han espiado a la Merkel, a los diplomáticos de la ONU y al Espíritu Santo porque, ahora, se sabe que pincharon las conversaciones de los cardenales en el Cónclave. Es posible que Obama no lo sepa todo porque, en Estados Unidos, hay tres poderes casi independientes: la Casa Blanca, el Capitolio y la CIA (en Virginia), estado dentro del estado, con más de 3.000 millones de presupuesto, licencia para matar y derribar gobiernos.

Además, está la NSA en Fort Meade (Maryland, con 37.000 soplones y repartidores de virus). Ya no tienen que decir «que parezca un accidente», entran en los países con helicópteros, secuestran a sospechosos y se los llevan a Guantánamo. Desde que el Congreso aprobó la Ley Patriótica, en plena paranoia del 11-S, el mundo se convirtió en un zafarrancho de espías.  Tardaron mucho tiempo en hacerle caso a Graham Greene, que insistía, en plena Guerra Fría, en que el comunismo no era el enemigo, sino la ascensión del islamismo fundamentalista.

Los diputados pensaban en la Cuesta de las Perdices, donde se iban a probar los coches nuevos y donde más sangre corrió durante la defensa de Madrid. Allí no todo es captura de datos. En este instante, hay una agente del CNI metida en un burka hasta los tobillos, con una rejilla en el velo; ni su marido sabe que está jugándose la vida por patriotismo. «O por puro vicio, por adicción, porque el espionaje engancha», me explica la diputada.

FIRMAS: Federico Jiménez Losantos, M Jabois, V Prego, S González, C Rigalt, LA de Villena, R del Pozo

30 oct 2013 7:41
  • COMENTARIOS LIBERALES
  • 30/10/2013 Federico Jiménez Losantos

Golpismo judicial

9 FirmasEs tal el grado de corrupción intelectual y obscena politización de la Justicia en España que apenas ha sido noticia la sentencia de la Audiencia Nacional que, en la suelta de un etarra, decreta la amnistía de todos ellos (amén de asesinos y violadores), declara abolido el régimen constitucional español, se inventa un tribunal europeo al que todos los Estados de la UE deben obediencia, fabula acerca de las obligaciones de España sobre el infame e ilegal fallo del TEDH, da una lección de historia política sobre el significado de Europa y, de postre, nos atiza un dictamen geoestratégico y leguleyolírico anunciando a todos los continentes un venturoso amanecer cuando los ilumine ese faro de la ética y la precisión jurídica que es el TEDH, un tribunal que no es tribunal, de jueces que no son jueces, pero que, para la Sala de lo Penal de la AN, es Ejecutivo, Legislativo y Judicial de orden universal, una síntesis de Gobierno Mundial y Santa Sede legal.

Al golpe de Estado cotidiano del separatismo catalán y vasco se suma,  pues, una quinta columna: un golpismo de toga en Madrid que, al servicio de la casta política y con el respaldo del CGPJ, actúa contra el orden legal que debería aplicar y en favor del terrorismo y de ese golpismo separatista que debería combatir. Uno tiene la impresión de que las sentencias del Palacio de Garzón no las lee ni quien la escribe, pero intentémoslo.

El antiguo debate –nos dicen 13 sobre 18 magistrados– sobre el valor declarativo de las sentencias del TEDH no sólo ha quedado superado por la jurisprudencia del mismo Tribunal sino que «el propio texto del Convenio (…) no deja margen de duda respecto de la obligación de los estados a acatar y ejecutar las resoluciones del tribunal». Es falso lo del Convenio y ridículo que el TEDH legitime al TEDH. Pero hay algo peor: la ejecución de las sentencias «no puede dejarse al albur de los estados». ¿Entonces, al albur de quién? ¿De la UNICEF? Y el remate: «separarse» de Estrasburgo «implica» «distanciarse de Europa y del sentido de su civilización». Uno creía que el sentido de la civilización europea nos llevaba a la división de poderes, no a que jueces que aceptan dinero del Gobierno en condecoraciones pensionadas hagan su trabajo sucio demoliendo el orden constitucional. Pero en ello están.

  • APUNTES  EN SUCIO
  • 30/10/2013            MANUEL JABOIS

La comunidad

EN MI casa no, porque sólo teníamos un teléfono (de rueda; si el número de alguien tenía dos ceros ya no se le llamaba, por pereza), pero en las de mis amigos era habitual escuchar el «cuelga, mamá» cuando tras diez minutos de charla se escuchaba una respiración o el chupeteo de un cigarro. De este modo las familias de mi círculo cercano se iban enterando de nuestros amores, trapicheos y suspensos, y por extensión la mía, a la que informaban de cosas que ni yo mismo sabía por conversaciones en las que se me citaba. Así, por una señora en bata tirando la basura con mi madre, me enteré yo de que tenía unos cuernos. Esto me ayudó a convivir en la peor sociedad policial que he conocido nunca: la de los vecinos.

Al final acaba uno adaptando mecanismos de contraespionaje: detectar cuando se oscurece la mirilla si estás magreando en el descansillo, señal de que un ojo está apoyado, o barrer con la mirada los bajos de las puertas para ver si hay sombra por si están poniendo la oreja. Esto fue mi adolescencia y las cosas no han cambiado mucho. La señora en bata es la misma, pero negra. Sigue habiendo chupaditas de pitillo, que es lo que es Snowden: el jadeo delator al otro lado. Y aún hay algo más divertido que entonces: la diplomacia, esa coreografía de las naciones que consiste en sacar a pasear al embajador; un Bahía Cochinos con maletín que hace de vehículo conductor del reproche. Perdida la esperanza de un embargo contra Estados Unidos y la imagen de Obama justificando la pobreza por el bloqueo, es probable que la ruptura del clima de confianza a la que hace referencia Margallo consista en no acercarle el azúcar al café del embajador; si se descubren nuevos horrores, se le suprimirá un terrón.

El paisaje lo definió mejor el ministro de Defensa, que ha puesto a la misma altura el problema del espionaje y el crimen de que se haya conocido, no por el conflicto psicológico que supone hacerse el ofendido con el abusón de clase sino por el riesgo de aclarar una relación viciada ya descrita vagamente por Auster en Fantasmas: aquel universo de espías vigilándose desde una ventana. Lo grave para el Gobierno no es que España fuese espiada dentro de una estrategia europea común –que ya podía haber esa unanimidad en Bruselas–, sino explicar por qué y para qué. Preguntas sin respuestas que ya me formulaba yo en el descansillo.

  • PREGUERÍAS
  • 30/10/2013 VICTORIA PREGO

Mejor nos callamos

Antes de encabritarse conviene saber de qué se habla y el terreno que se tiene bajo los pies. Sobre todo para poder pedir después las explicaciones con fundamento y para no quedar como Cagancho en Almagro.

Porque no es lo mismo saber que la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana invadió el espacio de comunicaciones español de manera brutal con 60 millones de interceptaciones de llamadas en el espacio de un mes, que saber que eso, y mucho más sin duda, se hizo con el acuerdo y la ayuda de los servicios de inteligencia españoles. Es más, como dijo ayer el general Keith Alexander, la información le llegó «a través de otros socios europeos». Que es tanto como decir socios españoles, alemanes, franceses. Claro.

Si eso fue así, están fuera de lugar toda postura de dignidad ofendida y toda llamada al embajador estadounidense para protestar, y ni siquiera para preguntarle nada. Evidentemente, el embajador está mucho menos enterado de lo que el propio Gobierno debía estarlo, y no digamos de lo que lo están en la sede del CNI.

De modo que si esta información es correcta llevamos unos días haciendo el ridículo porque resulta que las explicaciones habría que pedirlas dentro –y no fuera– de casa. Si es que hay que pedirlas, que no está nada claro porque, según esta información, la NSA habla en un documento reciente del «éxito» en el intercambio con España de los servicios de inteligencia.

España ha tenido un enorme problema con el terrorismo de ETA y ha sufrido el mayor atentado de su historia a cargo del terrorismo islamista. La colaboración con la inteligencia norteamericana resultaba esencial para España. Y lo sigue resultando ahora. Y, por supuesto, un acuerdo de colaboración de esas características entre servicios de información no se lleva a cabo sin la participación de los gobiernos y, por lo tanto, del Ejecutivo español.

¿Es que alguien ha pensado que en la lucha contra el terrorismo de ETA y el mucho más escurridizo terrorismo islamista, nos podíamos arreglar sólos? ¿O que los únicos servicios de inteligencia que nosotros aceptamos son sólo los nuestros, en una versión señorita pepis de lo que es el espionaje?

Puede que la NSA se haya  extralimitado en sus acciones, y que los líderes europeos se han caído del guindo ahora, pero los españoles debemos a los Estados Unidos grandes y valiosos servicios en este campo. Y todas las alharacas de la señora Merkel y del señor Hollande resultan cada vez más teatrales, como si sus departamentos de espionaje no hubieran estado haciendo lo propio, es decir, espiándose entre sí y espiando a objetivos considerados de interés por multitud de razones.

Conviene establecer a nivel internacional unas zonas de seguridad que atañen a la vida privada de las personas. Pero la «lealtad y la confianza mutuas» son precisamente las que hacen posible la colaboración entre los espías de todos nuestros países.

  • A CONTRAPELO
  • 30/10/2013 SANTIAGO GONZÁLEZ

El ‘macguffin’

Se veía venir. Perdida toda esperanza en la política, el PSOE se ha refugiado en las bellas artes por vía de la performance. Odón Elorza, un suponer, que acaba de registrar una proposición no de ley en el Congreso para exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos.

La ocurrencia no es suya, claro, sino de aquella comisión que creó Zapatero para ver qué se podía hacer con el Valle. La cosa estaba entre dinamitarlo y la propuesta que ha actualizado Odón: enterrarlo en otro sitio y darle la osamenta a la familia para que planten su muerto en un jardín privado. No se les ocurrió la frase que remataba algunas de las lecturas pías de mi infancia nacional católica, en las que se exponía el final de un depravado con apariencia de virtuoso: «Y echaron su cuerpo a un muladar». A Primo de Rivera sí le dejarían quedarse, pero moverán sus huesos para que esté en condiciones de igualdad con el común de los mismos muertos sin remedio y con fosa, que habría escrito aproximadamente Miguel Hernández. Tiene su aquel. El partido que creó un Ministerio de la Igualdad y promovió toda clase de desigualdades entre los españoles vivos: por razón autonómica; por razón de sexo ante el código penal; por la edad de jubilación, etcétera, quiere hacer iguales a quienes lo son inevitablemente: los muertos ante el protocolo.

Estas cosas lucen más en aniversarios redondos. Odón Elorza debió esperar a 2015, el 40º aniversario del óbito esperado. Al cumplirse los 30, en la apoteosis del zapaterismo y del tripartito en Cataluña, Joan Saura hizo su performance en Vilafranca, ¿comprenden? Hizo instalar un busto del caudillo en el Museo del Vino, una mesa y un libro en blanco para que todo antifranquista sobrevenido escribiera en las narices del dictador «aquello que no le pudo decir a causa de la censura, del miedo, de la obligación de callar», invitaban los folletos. También podía uno ponerse en jarras y completar lo escrito con desplante oral: «Anda, móntame un consejo de guerra. ¿A que no hay huevos?».

El 40º aniversario podría basarse en la idea de Saura y otras aportaciones posteriores. Ese genio Merino que llevó a Arco una escultura de Franco encerrada en un frigorífico de Coca-Cola, o tal vez los propios huesos del dictador. Felipe González dijo que él se negó a brindar aquel 20-N. Tenía razón; a mí, como a tantos otros, el antifranquismo se me diluyó con el paso de los meses, y no digamos de los años, y supongo que el de Felipe González. Hoy, la única añoranza del dictador es la que cultivan los sobrevenidos.

Para el PSOE en realidad era un macguffin: la moción  de UPyD para que el Congreso rechace el derecho a decidir, con el fin de impedir que «una parte de la ciudadanía pueda decidir sobre la organización territorial del Estado».

Era un problema para el PSOE votara lo que votara: en su relación con el PSC en caso afirmativo, o con los votantes españoles si votaba que no (táchese lo que no proceda). Sacar el debate de los huesos de Franco sirve para llamar la atención y embarrar el campo. Para decorar el caos con un poquito de gilipollez.

  • ZOOM
  • 30/10/2013            CARMEN RIGALT

Los OTROS

EL TERRORISMO ha sido la principal preocupación de este país durante muchos años. Tantos, que la propia naturaleza humana creaba mecanismos de defensa para darse un respiro entre atentado y atentado. Como no podíamos vivir pensando en quién sería la próxima víctima, cuando las cosas se calmaban nos aferrábamos al espejismo de la situación óptima, consistente en elevar el paro al frente del hit parade de las preocupaciones nacionales.

Hasta hoy. Desde que ETA abandonó lo que ella llamaba con ardor eufemístico la lucha armada, el terror ha vuelto a los telediarios. Una pasada. Vale que la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo nos deje estupefactos y hasta contrariados, pero no queda más remedio que acatarla. Todos los intentos que se hagan por interferir en su cumplimiento sonarán a politiqueo espurio. Desde que se hizo pública la sentencia ha transcurrido una intensa semana en la que algunos han recuperado el viejo principio de que contra ETA se vivía mejor. Dicho así parece una barbaridad, pero se corresponde con muchas de las atrocidades oídas ¿Sólo las víctimas tienen autoridad moral para hablar? Según Ignacio Camacho, «las víctimas siempre llevan razón, también cuando se equivocan». Comparto el principio emocional, pero no necesariamente los razonamientos que de él se desprenden. Una víctima puede lamerse la herida invocando hasta la pena de muerte, que nadie osará contrariarla. Pero alguien  con las luces en su sitio y el alma bajo control, no debe aprovechar la  coyuntura para meter cizaña política.  No olvidemos que ETA ha dejado de matar, aunque los aguafiestas no se lo crean y sean capaces de hacer trampa con tal de ganar la apuesta.

Las consecuencias de la sentencia de Estrasburgo contra la aplicación de la doctrina Parot no terminan ahí.  Una vez excarceladas las personas afectadas, es al Gobierno a quien corresponde hacer el seguimiento de quien lo merezca. Pero yo pienso en los asesinos o violadores con incapacidad técnica para rehabilitarse.

Muchos de estos casos han sido tratados días atrás como anecdóticos, ocupando apenas una línea en todo el magma de información. Ellos, los OTROS, son el problema.  Los miembros de ETA, nos guste o no, acabarán ocupando un escaño en el Parlamento del futuro.

  • DECADENCIAS
  • 30/10/2013 LUIS ANTONIO DE VILLENA

‘El libro de jade’

Si el romanticismo había redescubierto el mundo islámico, el simbolismo y el fin de siècle redescubrieron (más exotismo) China y Japón en todas las artes –en la decoración también– y se puso de moda la chinería y el japonismo.

Los pintores, incluidos los impresionistas, lo dejaron claro y los literatos también, sin olvidar el opio que entonces hacía estragos en el decadente Celeste Imperio. Pero el mérito de Judith Gautier (hija del famoso Théophile, maestro de Baudelaire) fue que ella quiso realmente ser una orientalista, una sinóloga –aprendió chino– y no sólo a título decorativo.

Todo lo oriental le cautivó, como nos recuerda Rémy de Gourmont en la semblanza que hace de ella y que abre esta edición cuidada y renovada de El libro de jade(1867), acaso el más famoso de los muchos que publicó Judith, quizá por lo novedoso, y que saca ahora Ardicia como segundo título de una editorial nueva y refinada que se abrió, hace algo más de un mes, con los cuentos Monstruos parisinos de Catulle Mendès, que prologué yo mismo.

Judith Gautier (1845-1917, que publicó la primera edición de esta primorosa antología como Judith Walter, no sabemos si por no parecer que competía con su ilustre padre) fue, para que todo case también en la edición, la primera mujer de Mendès, otro cercano al enorme Baudelaire. Judith espiga entre la abundante poesía china clásica –sobre todo de la dinastía Tang– y podemos decir que más que traducir recrea los poemas, mimando la sensibilidad exquisita que suelen tener, con damas enamoradas a la luz lunar, mucha melancolía, otoño y vino, que naturalmente era de arroz.

Traducir el chino clásico es muy difícil y siempre requiere (hoy también) que el traductor mezcle su propia visión al texto original; naturalmente Judith Gautier, a fines del siglo XIX, lo hace algo más, incluso por la influencia de esa moda de la chinería que, probablemente, trataba de moderar. Como dice bien Jesús Ferrero en su epílogo, aquellos traductores  «ponían más de su parte, consiguiendo que los poemas resultasen más traidores, cierto, pero también más legibles». Yo diría menos sobrios o escuetos. Aquí están, bajo una sedosa sensibilidad finisecular (que influyó, por ejemplo, en los poemas chinos que tradujo el modernista colombiano Guillermo Valencia) Li-Tai-Po, Tu-Fu o Su-Tung-Puo, entre otros de los grandes clásicos chinos.

Naturalmente los nombres siguen la clásica transcripción del sistema Wade-Gales, por la que casi todos los conocimos (ahora Li-Tai-Po es Li-Bai) pero lo que no entendemos es porqué se ha respetado la forma francesa, que puede despistar: Li-Tai-Po es Li–Taï-Pe y Su-Tung-Puo se transforma en Sou-Tong-Po. ¿No puede algún lector, menos versado, creer que trata con autores diferentes? Como se decía, el buen Homero también echa un sueño de cuando en cuando. Entre budismo, taoísmo y un ejemplar refinamiento, El libro de jade fue una enorme novedad en el panorama literario europeo, ya que lo abrió al inmenso territorio de la poesía china clásica, que aún no conocemos bien. Judith Gautier fue una pionera en todo y el libro es precioso. Anatole France: «Un libro bordado de seda y oro». ¿Más?

  • EL RUIDO DE LA CALLE
  • 30/10/2013 RAÚL DEL POZO

Deshielo

Con este Papa tan piola ocurren prodigios. Un niño se colgó de su sotana blanca durante una homilía. Los guardias suizos intentaron engañarlo con caramelos, pero el niño gateó por el Papa y éste permitió que se sentara en la silla de San Pedro. Francisco se ha atrevido a decir que cada uno percibe la verdad a partir de sí mismo. «No es necesario creer en Dios, basta con seguir los dictados de tu conciencia».

Qué pena que no llegara antes a Roma un jesuita. Nos hubiera evitado tanto miedo a aquel Dios que capitaneó asesinos para degollar a los infieles y permitió que se quemara a personas por decir que la Tierra era redonda. Este pontífice confiesa que no sabemos ni una millonésima parte de nada; admite que antes de Jesús habló el ruiseñor. Los católicos tradicionalistas celtíberos ven al Anticristo, que ha llegado a Roma con la camisa peronista y en una Harley, llevando detrás a una abortista y a un gay, diciendo que el confesionario va a dejar de ser una caseta de tortura.

Creo, como Ladman, que la religión es culpa, con diferentes días de fiesta, pero también que Francisco se parece a Cristo. Temo que termine metiéndome en un convento de jesuitas; por eso pregunto a todo el mundo. Me voy a ver a Antonio Rovira, agnóstico y conocedor de la geometría sagrada, según la cual el universo es un holograma parecido a las tarjetas de crédito. «Este es un Papa real –dice–. Deja a nuestras democracias débiles, convertidas, precisamente, en un holograma». Rovira reconstruyó las Obras Completas del Viejo Profesor ateo. Ha escrito un libro brillante, demoledor, ¡No es justo!, que sale dentro de unos días. Cuenta que vamos camino de una «democracia bonita pero recortada, inservible como un holograma».

También pregunto a Álvaro Cortina Urdampilleta que, en su misteriosa novela Deshielo y ascensión, se ha propuesto volver a lo irreal, convencido de que la literatura empieza con la fantasía y no con el realismo. Ha escrito una magnífica novela gótica, polar, ojos lapones, líquenes, cuchillos. «Deshielo y Ascensión–me explica– es una narración intempestiva sobre la Naturaleza. Sigue la línea de sombra de algunos autores decimonónicos que me son muy queridos». Aprovecho para preguntarle por los  Papas.

«Ratzinger–contesta– era un intelectual de alta cultura con mayor influencia en el nuevo siglo de penuria filosófica. Francisco me parece una figura totalmente incierta. Es una ventana abierta donde cada uno ve lo que quiere, según sus gustos. Hasta el momento tenemos grandes gestos populares y un gran misterio al fondo».

Yo sigo pensando que Francisco es un crack.

FIRMAS: Salvador Sostres, CG- Abadillo, Secondat, G Montaner, R del Pozo

29 oct 2013 7:25

La pregunta adecuada

 SALVADOR SOSTRES

La pregunta no es si los Estados Unidos nos espían, porque es obvio que lo hacen, en cumplimiento de su deber: son los líderes del mundo libre y, por lo tanto, su policía. La pregunta no es si Obama escucha a Merkel, porque, ya que América ha tenido que pagar con su sangre y su dinero la cobardía de Europa frente a los alemanes excesos, es normal que trate de prevenir lo dramático antes de que suceda.

La pregunta adecuada es si usted prefiere que los Estados Unidos tengan vigilados y controlados a los alemanes o que éstos vayan a su aire como en la primera mitad del siglo XX. La pregunta adecuada es si quiere que los etarras sean considerados partisanos en USA, como antes de que Aznar y Bush hijo lo arreglaran, o que figuren como los terroristas que son y que con la ayuda de la fantástica Agencia Nacional de Seguridad hayamos podido derrotarles. A ti, a ti te lo pregunto, a ti que desde pequeño te inculcaron el odio contra todo lo americano, y que no faltaste a ninguna manifestación contra la Guerra de Irak. Si tuvieras que escoger entre dos vuelos y en uno cada pasajero fuera escrupulosamente cacheado por un soldado del ejército americano, y en el otro todos pudieran subir sin más control que el de su pasaporte, ¿en qué avión preferirías montarte?

Cualquier país civilizado sabe que los Estados Unidos nos vigilan para protegernos de nuestra increíble estupidez y que el escándalo que han organizado los líderes europeos es una más de sus hipocresías. Que se haya sabido ahora no significa que ellos no lo supieran desde hace mucho tiempo y no han dudado en aprovecharse de la buena información recabada cuando les ha hecho falta. Como así tiene que ser. ¿O es que te crees que sin la ayuda del Mosad, también infiltrado en España, no habríamos sido víctimas del horror islamista mucho más de lo que ya lo hemos sido?

Del mismo modo, la pregunta no es si quiere usted la independencia de Cataluña, sino qué está usted dispuesto a arriesgar y a sacrificar por la independencia. Más allá de la pantomima del derecho a decidir y de la consulta que nunca va a celebrarse, porque España nunca va a a tolerarla, hay que recordar que los estados que configuran hoy la Unión Europea se han construido sobre sangre y fuego. Somos la historia más sanguinaria de la Historia. Éste es el único camino que le queda a Cataluña: declarar una guerra y ganarla.

La pregunta adecuada es cuántos catalanes quieren ir a la guerra y poner en riesgo lo que de momento tienen. Tú que dices que España te roba, ¿qué estás dispuesto a arriesgar de tu patrimonio y de tu vida para liberar a tu país? ¿Qué estás dispuesto a robarte a ti mismo para que España deje de robarte? Ésta es la única pregunta adecuada y lo demás son entretenimientos de festivo y estelada, héroes de pacotilla de cuando todo sale gratis.

La pregunta adecuada es la que limita con tu último interés, con tu última línea de resistencia; y la supervivencia del mundo libre y ordenado se basa en que las personas razonables somos conservadoras porque tenemos mucho que perder: lo mucho que hemos conseguido con nuestro amor y nuestro trabajo. La revolución es para zarrapastrosos, y contra los Estados Unidos e Israel sólo hay barbarie.

El fingimiento

CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO

Nada hay nada más normal que los servicios secretos se dediquen a hacer su trabajo. Es decir, obtener información para ponerla en manos de sus gobiernos. ¿Cuánta información deben acumular? Cuanta más, mejor. El problema es que te pillen, que es lo que ha ocurrido con Snowden y la NSA. Entonces, no valen las evasivas ni las excusas, hay que asumir responsabilidades. Como bien ha dicho Hans-Peter Friedrich, ministro del Interior alemán: «No aceptaremos que no haya consecuencias».

La Casa Blanca admitió ayer que los servicios secretos requieren de ciertos controles. El nuevo mantra para esquivar consecuencias reales por el escándalo del espionaje a escala mundial es «encontrar el equilibrio entre seguridad y privacidad». Precisamente, ese es el mensaje pactado entre el secretario de Estado para la UE, Iñigo Méndez de Vigo, y el embajador de EEUU en España, James Costos.

Sin embargo, el ministro de Exteriores intervino en la polémica elevando el tono… desde Polonia. García-Margallo mostró su «preocupación» por las informaciones publicadas y dijo que, de confirmarse el espionaje, se podría romper el clima de confianza con EEUU.

Pero, ¿qué necesita García-Margallo para confirmarlo? ¿Es que acaso el CNI no ha informado al Gobierno de la captación de comunicaciones que llevó a cabo la NSA? Naturalmente que sí. El CNI sabía con antelación incluso lo que iba a publicar EL MUNDO con mucho detalle. Eso también forma parte de su trabajo.

Todo el mundo se rasga las vestiduras, pero da la impresión de que la sangre no llegará al río. Ayer, en un artículo publicado por Financial Times, Ivo Daalder, embajador de EEUU ante la OTAN entre 2009 y 2013, comparaba el estupor que recorre las cancillerías europeas a la respuesta del capitán Renault en Casablanca, cuando se declara «impresionado» de que en ese local se hicieran apuestas. Sí, hay un poco de fingimiento en la reacción de los gobiernos europeos ¿Acaso los servicios alemanes no espían a Francia o a EEUU?

Resulta vergonzoso e incluso ilegal que los espías de otros países sometan a miles de ciudadanos, incluidos los presidentes de sus gobiernos, a un continuo control de sus comunicaciones. Pero eso está en la naturaleza de las cosas. Ahora se dirá que nunca se utilizaron las conversaciones de Angela Merkel, que Obama lo desconocía (esa tesis la difundió ayer The Wall Street Journal) o que, en el caso de España, se trata de metadatos, que no es lo mismo que una interceptación de las comunicaciones.

Cuando el asunto se enfríe en los medios todo volverá a la normalidad. La Casa Blanca impulsará un código de conducta, pero Keith Alexander seguirá al frente de la NSA ordenando a sus servicios que hagan lo que mejor saben hacer: espiar. La razón de Estado obliga, se justifican. Recomiendo una relectura de El Príncipe de Maquiavelo.

Sentirse español

SECONDAT

Al margen del aprovechamiento político que de las coplas de Manolo Escobar hiciese la dictadura, no cabe duda de que al escuchar ‘¡Y viva España!’ todos los ciudadanos de este país nuestro, tanto los franquistas como los antifranquistas, nos sentíamos identificados con ese grito. Todos nos sentíamos españoles. La situación ha cambiado en los últimos años. No hace mucho, un conocido intérprete de ópera rompió el compromiso de cantar la letra de un proyecto de himno nacional, sencillamente porque en Cataluña y en el País vasco le advirtieron que si eso hacía no volvería a aparecer en los escenarios de esas comunidades autónomas. Y, mientras tanto, el himno nacional español permanece sin una letra propia, con el lamentable espectáculo que damos, nosotros callados, cuando en un partido internacional, por ejemplo, los adversarios, con voz clara, interpretan entusiasmados sus himnos. He aquí una asignatura pendiente: conseguir una letra para la Marcha Real, con lo que, cantada en público, se refuerza el sentimiento de ser españoles. Algo muy importante en la convivencia internacional del mundo moderno.

El ocaso  de Cristina

GINA  MONTANER

Son fechas importantes para Argentina. Las elecciones legislativas celebradas este domingo han coincidido con dos aniversarios: hace tres décadas años retornaba la democracia al país y se cumplen tres años de la muerte de Néstor Kirchner.

Precisamente, los resultados de estos comicios marcan, también, el ocaso del ciclo kirchnerista impulsado por el desaparecido presidente y la actual mandataria, Cristina Fernández de Kirchner. Ha sido una década dominada por el exceso de ambición de una pareja que diseñó un plan maestro para alternarse en el poder. Sin embargo, la vida, que es lo contrario de lo predecible, ha torcido sus deseos. La muerte inesperada de Kirchner acabaría por debilitar la fuerza del binomio. Y al cabo de dos años de Gobierno bajo Cristina el sueño de ambos se desvanece. Los resultados de esta consulta son la prueba de que la era del kirchnerismo parece llegar a su fin.

A pesar de que el Gobierno mantiene la mayoría en ambas cámaras por ser la fuerza más votada, el oficialismo ha perdido en los grandes distritos. Sobre todo, su derrota ha sido sonora en la provincia de Buenos Aires, donde el ex kirchnerista Sergio Massa le ha sacado una ventaja de 12 puntos al candidato cristinista Jorge Insaurralde. La maquinaria gubernamental no fue suficiente para detener al antiguo jefe de Gabinete de CFK, hoy un peronista disidente que aspira a sustituir en las elecciones presidenciales de 2015 a su antigua mentora.

También en la capital vencía el alcalde Mauricio Macri, antagonista de CFK, quien aprovechó la celebración para anunciar su candidatura a la Presidencia y arremeter contra Massa. Un llamamiento a que la alternancia sea entre partidos y no entre las facciones kirchneristas que ahora se apartan de CFK como si huyeran de una nube tóxica.

Alejada de la vida política por motivos de salud, CFK no ha aparecido en la recta final de esta reválida en el ecuador de su mandato. De hecho, los argentinos se preguntan quién está gobernando el país. De lo que ya nadie duda es del desgaste de un Gobierno lastrado por una inflación que se ha intentado maquillar; por la creciente inseguridad ciudadana; las prebendas en el entorno cristinista, y el autoritarismo de una gobernante voluble enfrentada a los medios independientes. Más sola que nunca, y abandonada por quienes se beneficiaron de ella y ahora se presentan como su alternativa, a CFK le esperan dos años duros. Enferma y fatigada, el espejismo de su resplandor se apaga.

Los tertulianos

RAÚL DEL POZO

En su juventud Borges probó la mescalina y la cocaína y enseguida pasó a las pastillas de menta. «Para mí, como para Oscar Wilde, la única intoxicación es la conversación». Por eso alucinaba en Madrid, desembocadura de vocablos, puerto de argots, donde hablan más los que tienen menos que decir.

En esta ciudad nacemos o nos hacemos unos cascarras que empezamos a enrollarnos en la alojería, cuando los moros no permitían la priva sino agua con canela. Nos colocamos después en las botillerías y en los cafés y acabamos con la resaca dando la brasa en los platós. Ahora se nos llama tertulianos y somos ésos que decimos la botella medio llena-medio vacía, me llama poderosamente la atención y otros latiguillos, barbarismos y frases hechas.

A veces gritamos, olvidando que no debemos entrar a las casas espantando a los gatos y que la urbanidad es la cortesía del tertuliano. Recordemos el consejo del primer presidente Roosevelt: «Hablar suavemente y llevar un gran garrote». También olvidamos que, a la sombra de Pompeyo, los tertulianos de entonces besaron las manos de César antes de apuñalarlo. Seguramente tendríamos que seguir los consejos de La alegría de seducir, el arte de triunfar de Nadín Rothschild: «No hablar de uno mismo, no interrumpir al adversario, eliminar las frases hechas, los proverbios, los clichés y todo aquello que denote impersonalidad».

Dicen, y mienten, que vivimos la época dorada de las tertulias, esa tradición española como la zarzuela, las columnas y la Guardia Civil. Unos 200 gladiadores mediáticos salimos cada día a la arena. Los partidos nos echan a los leones como fuerza de choque o cabeza de puente, como a gladiadores de las dos fracciones que nos dividen.

Antes de que todo se fuera a tomar por el saco nos lo llevábamos crudo pero, ahora,  somos gladiadores de a perrica o dea sestercio, como decían los romanos de los luchadores del montón. Entre el transporte y el IVA la pasta se queda en nada. Las tertulias se van pareciendo cada vez más a las de la Sagrada Cripta de Pombo, antes de que hubiera jeringuillas y papel de plata en los lavabos. En aquella reunión pintada por Solana el único que estaba lustroso era Ramón, y decía: «Yo me voy a los cafeses / y me siento en los sofases / y me alumbran los quinqueses/ Con las lumbres de sus gases»

Hubo un Madrid «archipiélago de tertulias»; ahora sufrimos los recortes. En algunos programas no pagan el auriga; en otros, ni siquiera ponen los bocatas . Vamos a organizar la huelga de las lenguas mudas.

FIRMAS: Federico Jiménez Losantos, S Sostres, S González, M Jabois, C Cuesta, FS Dragó, R del Pozo

28 oct 2013 6:56
  • COMENTARIOS LIBERALES
  • 28/10/2013  F. JIMÉNEZ LOSANTOS 

La jofaina de Pilatos

MUCHO ME duele escribirlo, pero por el respeto que merecen todas las víctimas del terrorismo, las que salen a la calle y las que ni siquiera pueden reunirse para consolarse, debo decir que ayer asistimos a su último funeral: el fin de la indignación contra los gobiernos que se rinden ante la ETA. Ayer, en la Plaza de Colón, vimos la voladura controlada, desde el Gobierno del PP, del movimiento de resistencia que en torno a la AVT de Alcaraz y otros grupos mostró a una parte sustancial de la nación en guerra contra la casta política dispuesta a pactar que la ETA les perdonase la vida a cambio de que les perdonaran la derrota. Ayer, la ETA obtuvo en Madrid, ante las bases del PP, una victoria más importante que la de Estrasburgo, hazaña particular del PSOE.

Por la mañana, Fernández Díaz anunció la suelta de 50 etarras en dos meses, o sea, la amnistía apenas encubierta que ya comenté aquí. Y a la una de la tarde (por eso se retrasarían los relojes) una concentración de víctimas del terrorismo en la Plaza de Colón no dijo una sola palabra contra Rajoy por aplicar a los etarras el confortable plan de Rubalcaba y ZP. La diferencia es que a Zapatero se le llamaba traidor –lo que era– en esas mismas concentraciones. A Rajoy, ayer, ni siquiera lo nombraron por hacer lo que ideó Zapatero. Obviamente, a la ETA le va todavía mejor con Rajoy. El PSOE era una alfombra, pero los terroristas temían –así lo dicen en sus conversaciones con Gómez Benítez y pandilla– que, llegado el PP al Gobierno, anulase el pacto. Según los sociatas, los enemigos del «proceso de paz» eran «algunos jueces y el PP» que, con las víctimas del terrorismo, hacían muy difícil venderle a la opinión pública el pacto, incluidas la legalización de Etasuna y la anulación, vía Estrasburgo, de la doctrina Parot. Y eso, si el Gobierno quería asumirla como una coartada legal para la amnistía. Con el PP tragando y sin la presión de las víctimas en la calle, la ETA ha ganado.

Si Rubalcaba hubiera dicho lo que ayer Fernández Díaz, o si ZP, tras decir que «está lloviendo mucho», hubiera hecho lo que está haciendo Rajoy, las víctimas hubieran puesto el grito en el cielo. Ayer, cuando uno gritó «¡Rajoy, traidor!», Ángeles Pedraza lo calló y le pidió respeto. No sé si para Pilatos o para la jofaina, vulgo palangana, de tantas claudicaciones.

  • 28/10/2013    Salvador Sostres

La mentira

La vida política catalana se basa en una mentira fundamental, que es la consulta o referéndum sobre la independencia de Cataluña que el president Artur Mas prometió celebrar «sí o sí» durante el próximo año.

Mas sabe que la consulta, para que pueda realizarse, tenga algún tipo de validez y sirva para reclamar amparo en Europa, tiene que estar pactada con el Estado y que, si no es así, su celebración es imposible aunque sólo sea por motivos técnicos.

Y Mas sabe también que las prometidas elecciones plebiscitarias tampoco resuelven nada, porque no serían plebiscitarias, sino autonómicas, y ni Europa en su conjunto ni ninguno de sus Estados las admitiría como sustitutivas de una consulta secesionista por la simple y meridiana razón de que en modo alguno lo serían.

De modo que la única salida que tiene Mas para no dar por finiquitado su llamado proceso–digo llamado porque, por mucha que sea la excitación, no hay en Cataluña, como mínimo de momento, ningún proceso político soberanista en marcha– es insistir en la consulta y, por ello, a finales de noviembre va a convocarla oficialmente fijando la fecha y la pregunta, sabiendo perfectamente que es mentira que vaya a realizarse.

Con tal convocatoria, Mas gana tiempo y fuerza la entrada de ERC en el Govern, muy pretendida por los convergentes para compartir con los republicanos el desgaste de gobernar en tiempos de crisis. Es una insólita demostración de estupidez y de mezquindad, porque los votos que Esquerra pierda se van a ir a los comunistas de la CUP o de Iniciativa, y de nada le servirán a CiU para tratar de evitar su descalabro electoral. Lo único que va a conseguir Mas, Mas el gafe, va a ser que el bloque independentista (CiU y ERC) tenga más dificultades para alcanzar la mayoría absoluta.

Oriol Junqueras, presidente de Esquerra, que también conoce la mentira y tampoco tiene duda sobre que la consulta no se celebrará, sopesa si hacer ver que se la cree y entra en el Govern para que no le acusen de antipatriótico o de frívolo, y de no querer colaborar; o bien denuncia la farsa exponiéndose a que le culpen de acabar con el proceso, atestándole el golpe más duro, que es el de señalar que el rey va desnudo.

Y cuando ya creas que nada puede empeorar, espera a que llegue un socialista y verás. Rubalcaba se reunió con Mas prometiéndole una reforma constitucional, que también es mentira, porque ni va a ganar las elecciones ni tiene el apoyo del PP para alcanzar los dos tercios del Congreso. Rubalcaba, en su más puro estilo, le ofreció a Mas la mentira de una reforma constitucional a cambio de que renunciara a la también mentirosa y falsa consulta independentista.

De fondo, el pueblo de Cataluña, que también sabe que una consulta ilegal es imposible y que España nunca va a autorizarla, reclama a gritos ser engañado y que nadie le despierte de su ensoñación. Sólo acepta que le den la razón y a cualquiera que trate de advertirle de la mentira le llama botifler o traidor.

Rajoy es el único que no se ha creído la mentira y por eso ha decidido no hacer ninguna concesión, hasta que el tiempo y las circunstancias desmantelen el engaño. Si le sale bien, pasará a la Historia como el gran estadista que siempre necesitó España. Si fracasa, tendrá que exiliarse para que no le maten.

  • A CONTRAPELO
  • 28/10/2013 Santiago González

Algunos detalles

Tuvo ayer reflejos el partido que gobierna al enviar a la concentración de Colón a una representación cualificada de su directiva. La ausencia habría convertido al Ejecutivo en blanco muy principal de la protesta, trance que se ahorraron con la presencia de los vicesecretarios generales, que se llevaron algunos abucheos, junto a una nutrida representación que incluía a los dirigentes vascos y diputados de todas las Españas. El resultado fue un mitin conmovedor en el desfile de las víctimas y respetuoso hasta lo inverosímil: nadie señaló desde los micrófonos a un culpable unívoco.

Hay, eso sí, versiones, no todas coincidentes con los hechos. Se asombraba HannahArendt de la tendencia de sus compatriotas a tratar los hechos como si fueran opiniones: «En el sur de Alemania, una mujer –por lo demás de inteligencia media– me contó que la guerra la habían empezado los rusos con un ataque relámpago a Danzig». También aquí pasa. En el norte de España, un ex político con estudios superiores, RobertoLertxundi, reprochaba el fallo de Estrasburgo al «gran error de Aznar y Zapatero por no haber hecho los cambios legales necesarios».

Hombre, no. El PP ha querido introducir «los cambios legales necesarios» desde antes de existir. Fraga lo anunció en el debate de la segunda investidura de González, nueve días después del atentado en la plaza de la República Dominicana (23 de julio de 1986) y su grupo lo tradujo a dos proposiciones de ley rechazadas por los socialistas. Las intentonas del PP se produjeron en 1989, 1990 y 1991, ocasión esta última en la que se encargó de rechazar la petición el diputado Zapatero, el 12 de noviembre exactamente. Está todo en el Diario de Sesiones del Congreso. El decano de la prensa socialdemócrata elidía ayer con gran arte estos detalles.

Va a ser difícil que haya un acuerdo mínimo sobre la sentencia de Estrasburgo en el reino de la elipsis. La sentencia del TEDH, aun no repugnando la razón, tiene algunos problemas, aunque sólo de dos clases: técnicos y políticos. Es un problema que un tribunal se pronuncie en contra de su jurisprudencia: tres sentencias suyas habían desestimado las querellas contra el Reino Unido (en 1986 y 2005) y Chipre en 2008. Es otro problema que las sentencias del Supremo y el Constitucional hayan sido examinadas por sus votos particulares. Llama la atención que no se hayan puesto en cuestión unos beneficios penitenciarios alcanzados mediante falsedad, al haberse matriculado con un DNI inexistente y cursar Periodismo en «grupos presenciales» mientras estuvo encarcelada. Reprochar esto a Inés del Río sería como afear a Hannibal Lecter que se mordiera los padrastros, pero algún relieve debe de tener al traducirse en unos beneficios que le han llevado a la libertad.

Hay también algún problema político, ya está escrito: que el juez que representa a España haya hecho de fiscal para pedir la condena de España en un tribunal internacional. ¿Qué puede pensar el juez turco? El británico no. Mahoney, que se educó en escuela jurídica distinta a la de López Guerra, sostiene que la mayoría «parece haber estirado el concepto ‘pena’ más allá de su significado natural y legítimo». Los ingleses son así: su Justicia carece de complejos y no ha tenido la misma prisa que la AN para soltar a Troitiño. Finalmente, no se entiende que el Gobierno no revocara al nuestro, para dejar el Estado de la cuestión en el mismo punto en que estaba cuando Fernández de la Vega fulminó sin más a su antecesor, el razonable juez Borrego.

  • APUNTES EN SUCIO
  • 28/10/2013   MANUEL JABOIS

A la una de la tarde fue 2007

El PP atrasó ayer una hora y alargó un problema. O más bien, para las miradas más perspicaces, a las tres de la mañana fueron las dos y a la una de la tarde fue 2007, aquel año en que una manifestación denunció en Colón la traición del Gobierno a las víctimas del terrorismo; aquella marcha la convocó el líder de la oposición, Mariano Rajoy, con un lema: «España por la libertad. No más cesiones a ETA». Seis años después, la AVT regresó en larga caravana por Serrano, Génova y la Castellana a denunciar lo mismo. Con la pesadumbre de entonces, enarbolando banderas y mayormente en familia, como un desfile inacabable que se reproduce cada cierto tiempo, a expresar un dolor que nace de la misma sospecha que entonces: un Gobierno trata de ocultarles la verdad. No es el mismo contexto ni tampoco lo son las razones, pero el resultado es semejante: un colectivo que ha soportado años de plomo y entierros dolorosos se siente agraviado. Esta vez no por la izquierda, sino por la derecha. La acusa –la acusó ayer, a gritos, abucheando a sus representantes– de alta traición.

Al PP se le ha levantado un sector de por sí poco marianista y muy aguirrista, que ya protestó airadamente por aquel cambio de mando en el PP vasco dirigido a una distensión y que ahora entiende violado lo más sagrado, la dignidad de las víctimas. Una invocación continua en el acto, por cierto, incluso para pedir silencio: «Os pido que os calléis, no por mí, sino por la memoria de las víctimas». La pronunciación de la palabra surtía efecto para silenciar a la mayoría. Pero también, en sectores más radicales, lo hacía para encrespar aún más los ánimos. En uno de los laterales de Colón, detrás del escenario, sin banderas preconstitucionales ni simbología fascista (presentes y minoritarias en otra zona), un grupo de Asturias pedía «contra ETA, metralleta», detrás de una pancarta: «Ni olvido ni perdón, quien la hace la paga. ETA: PPPSOE». Al lado, cerca de otro cartel («Rajoy: no llueve, son nuestras lágrimas») gritos de «muerte al Partido Popular» y «muerte al traidor». Desde la carretera de Serrano, cortada, les gritaron que 12 militantes del PP fueron asesinados por ETA y sus cargos vivieron amenazados de muerte.

Las conversaciones con los asistentes no eran benignas para el Gobierno. Hay una derecha que amenaza con la secesión, que advierte de que está dispuesta a perdonar, si se comprueba en los tribunales, la financiación ilegal, la subida de impuestos en contra de lo prometido y ceder en políticas sociales que atentan contra sus principios religiosos. Pero con ETA, como dice María Jesús Sánchez, una trabajadora social de Leganés, «ni un milímetro». «No perdonamos una estrategia que no sea la de cárcel y más cárcel. El pelo nos los tomaron todos, pero lo que no esperábamos es que con ETA como está, también nos lo fuesen a tomar éstos». Carteles con los rostros de InésdelRío y AnttonTroitiño denunciando su libertad, rostros de víctimas y avisos severos que servían de eje argumental de la concentración («No más mentiras, no más treguas-trampa») avivaban el debate en la calle; las víctimas, confirmaban muchos asistentes, no tienen un partido al que agarrarse para que su discurso esté presente en el Parlamento. En los aledaños del PP coexisten formaciones extremistas como Democracia Nacional y dentro del Congreso hay partidos como UPyD y Ciutadans, presentes ayer pero sospechosos a ojos de muchos. «Pactarán con quien sea y entonces cambiarán el discurso. Estamos solos, como al principio», explica Diego Márquez, un jubilado que llega temprano a la plaza con la bandera al hombro.

Antes de las doce del mediodía ya había empezado a ocuparse Colón en silencio. El gran rótulo de Fernán Gómez que da nombre al teatro fue pronto tapado por las banderas españolas. La multitud empezó a extenderse por Génova arriba hasta completar la visión de una masa atenta que calló de golpe, tras una canción de Pablo Alborán, para dejar un minuto de silencio. «Que este silencio resuene en la conciencia de algunos», empezó a hablar Isabel San Sebastián. «De Rajoy», le contestaron varias voces cerca del escenario. «¡Rajoy que te veo!», gritó otro hombre. San Sebastián recordó haber estado en muchos actos de este tipo, «pero nunca con tanta rabia como hoy». «Esto apesta», clamó, «a negociación con ETA».

Fue la rabia la que compuso, como un pegamento, la uniformidad de la concentración. Quizá fuese la principal noticia, porque contra Zapatero, presente también en el recuerdo de muchos, era una rabia encauzada por el PP y hacia un enemigo natural. La de ayer surgía sola, mucha provocada por el roce y excitada por la presencia de quienes consideran traidores a una causa intocable. Ellos –Floriano, Oyarzabal, GonzálezPons o Arenas– se llevaron las fotos del día al entrar y salir entre gritos de protesta y empujones. Esperanza Aguirre, que sobrevivió intacta a un accidente de helicóptero y salió descalza de una bomba en Bombay, fue aplaudida. «Yo estoy siempre con las víctimas. Hoy, más que nunca», dijo el día en que, más que nunca, las víctimas estuvieron más lejos de su partido.

  • LA ESCOPETA NACIONAL
  • 28/10/2013 CARLOS CUESTA

Parot y el nacionalismo

Era previsible el golpe a la doctrina Parot. Tan previsible que fue prometido ya en las actas de ETA como parte de la negociación entre el Gobierno de Zapatero y los terroristas. Y, como todo el resto de aquellas promesas, se ha cumplido. Porque cada una de las ofrendas realizadas a los asesinos se ha materializado: dentro de nuestras fronteras, gracias a gente como GómezBenítez o algunos miembros del Constitucional. Fuera, a través de LópezGuerra.

¿Y cuál es el resultado? Un nuevo triunfo de esa ETA que ya no mata pero no deja vivir. De ETA frente a las víctimas, frente a la Justicia que avaló la doctrina Parot, y frente a España.

Pero lo cierto es que este triunfo no es únicamente de ETA. Lo es igualmente de todo el independentismo que no dudó en negociar con ETA su «normalización». Por eso ETA pactó primero con PNV, después con la ERC de Carod-Rovira y más tarde con aquel PSOE que fraguó en el Tinell su avance hacia el nacionalismo y alejamiento del bloque constitucional.

Y por eso, como en un tándem, unas veces es uno de los polos nacionalistas el que pedalea, otras el segundo, y en ocasiones los dos a la vez.

Una estrategia delicadamente diseñada cuyo máximo exponente no es otro que la voladura de la actual Constitución, tal y como ya plantea el PSOE.

Hoy es la Generalitat quien lidera este proyecto. Y mañana será Otegi quien, si no lo impedimos, tome el relevo radical en el País Vasco. Unos plantearán la consulta soberanista; los otros la declaración unilateral de independencia. Pero ambos cabalgarán de la mano hasta conseguir su objetivo: la ruptura de esa Carta Magna que les obliga a seguir dentro de la unidad nacional.

Por eso es tan importante para ellos el debilitamiento de las instituciones. De la Justicia, del Constitucional, de la Fiscalía, de la presencia del Estado en cada rincón de España. Porque estas instituciones, que deberían ser los resortes del imperio de la ley, quedarán impotentes para exigir el respeto de la Constitución tras su debilitamiento moral. Y eso ya está ocurriendo.

El Gobierno del PP tiene la responsabilidad histórica de frenar esta carrera de relevos, como bien la ha definido MayorOreja. De acabar con el reto soberanista en Cataluña y de expulsar de las instituciones a los proetarras. Porque, en caso contrario, es muy posible que el camino hacia la ruptura de España llegue al punto de no retorno.

  • EL LOBO FEROZ
  • 28/10/2013  Fernando Sánchez Dragó

Discurso del método

Lees la prensa y llegas a la conclusión de que los sansculottes han reventado las cancelas de la Bastilla, de que el marqués de Sade se pasea por la Diagonal armado de tenazas para retorcer los pezones de las adolescentes y de que los chequistas de Carrillo acaban de serrar los barrotes de la cárcel Modelo para que la chusma transforme la Puerta del Sol en escenario de una película de zombis. Sales luego a tomar un café sin mala leche en el bar de la esquina y descubres que las únicas porras enarboladas son las que mojan los parroquianos en los tazones. Creo que la doctrina Parot es, en líneas generales, fruto del sentido común, pero a condición de que no se aplique a delitos anteriores a su formulación, pues esa dinámica perversa conculca el sagrado principio de la irretroactividad. La sentencia de Estrasburgo, desde ese punto de vista, es irreprochable, aunque moralmente pueda no parecérselo a muchos. El periodista da cuenta de los hechos recientes y el sociólogo los interpreta, pero por encima de ellos, sobrevolándolos y a menudo desautorizándolos, está el filósofo, que no atiende a las causas próximas, sino a las primeras. El origen del lío que se ha montado está en el homo mensura de los presocráticos: el hombre es la medida de todas las cosas, decían… ¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? Tamaño antropocentrismo se sumó al del Génesis («vuestra es la tierra y cuanto contiene») y así, tirando del hilo ombliguista de Yavé y de Protágoras, se llegó en 1789 a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Asamblea Constituyente de la República Francesa, a la de Derechos Humanos de la ONU en 1948 y a la creación del Tribunal de Estrasburgo. En las dos declaraciones mencionadas se alude, como es lógico, al inevitable correlato de los Deberes Humanos, pero casi nadie habla de éstos. El garantismo se los ha tragado. La pregunta del millón es la que plantea en qué paradójica medida tiene derechos quien infringe los deberes. Si el violador o el terrorista no respeta éstos, ¿es justo reconocerle aquellos? España entró en la Comunidad Europea el 1 de enero del 86. Fue, a mi juicio, un delito de alta traición. ¿No lo es, acaso, renunciar a la soberanía sin consultar al pueblo? ¿Querían, quienes mandan, ser europeos? Pues dos tazas de mala leche, señores, y las que vendrán. No se quejen. Agachen la cabeza y sigan bajándonse los pantalones. Allá películas… De zombis, claro.

  • EL RUIDO DE LA CALLE
  • 28/10/2013 RAÚL DEL POZO

Topos y traidores

El móvil de Angela  Merkel estaba pinchado en la oficina de la CIA de Brandenburgo. La CIA y la NSA ponían una chicharra en cada móvil de 35 líderes mundiales. España ha sido el paraíso de las escuchas desde que montaron Prisma   en los JJOO del 92. «Toda la puta vida nos hemos estado espiando unos otros», explica un confite jubilado que trabajó para los americanos. Añade: «Todo eso de las llamadas a consulta a los embajadores es puro teatro». Fuentes informadísimas de un servicio de inteligencia me explican: «Los topos que han emergido son de bajo perfil, nivel de jardineros, no peces gordos; merluzos a los que  han pescao. Uno de los soplones es el cabo primero Manning, y Snowden, trabajaba en una subcontrata».

El espionaje es la segunda profesión más antigua, después de la prostitución, pero como en los burdeles, en los servicios también hay arrepentidos.

«No soy un héroe ni un traidor, soy un norteamericano» ha declarado desde la protección china Edward Snowden. El ex tenía novia en Hawai y ganaba 200.000 dólares al año. Le remordía la conciencia porque su gobierno espiaba a los líderes mundiales e invadía los dominios de internet. John Le Carré, antes que espía del M15, fue cuidador de elefantes. Escribe que los tortuosos caminos del espionaje no son frecuentados por los brillantes aventureros descritos en las novelas: «¿Qué imaginas que son los espías? ¿Sacerdotes, santos y mártires? Son una lamentable profesión de memos vanidosos, traidores, sádicos, charlatanes, borrachos, gente que juega a pieles rojas y a cow boys para iluminar sus propias vidas».

Cuenta Fernando Martínez Laínez en su precioso libro Escritores espías que cientos de años antes del ciberespionaje, bardos y trovadores eran perfectos agentes con acceso a las cortes y a los castillos, y que el primer espía fue Ulises cuando se disfrazaba de mendigo para conseguir información. Pero el espionaje alcanzó su esplendor en la Guerra Fría, cuando Ginsberg  dijo a América «métete tu bomba atómica por la raja».

La CIA se infiltró en  Europa para apartarla de su fascinación por el marxismo (descubrieron que Picasso, tras la liberación de París, en calzoncillos, recién levantado, leía L’Humanité en una mano, mientras extendía la otra a su secretario para que le metiese la manga de la camisa). Cuenta Frances Stornor Saunder: «Para darle la vuelta a Europa, abrieron el correo de miles de ciudadanos, derrocaron gobiernos, apoyaron dictaduras, tramaron asesinatos».

Ahora ni siquiera tienen que abrir el correo; les basta con vigilar los servidores de internet. Pero ¿quién es el enemigo?

FIRMAS: Casimiro García Abadillo, LM Anson, S Sostres

27 oct 2013 7:23

LUIS MARÍA ANSON

JAIME MAYOR OREJA

¿Hubo acuerdo Rajoy-Zapatero sobre Eta?

Querido Jaime…

¿Hubo o no acuerdo sobre Eta entre Rajoy y Zapatero cuando se produjo el relevo en Moncloa? ¿Explicó el presidente saliente al entrante el fondo del «proceso de paz» negociado, de tú a tú, entre el Gobierno zapatético y la banda terrorista? ¿Se plegó Rajoy al acuerdo con una Eta que permanecería armada pero renunciaba a matar? ¿Se relegó la dignidad nacional de España manteniendo el diálogo bajo cuerda con la banda terrorista?

A lo largo de mi vida profesional he rechazado siempre las insidias, los bulos y las noticias no contrastadas. Aunque en muy amplios sectores se habla abiertamente de un acuerdo Zapatero-Rajoy sobre Eta, cuya última consecuencia habría sido la sentencia de Estrasburgo, personalmente no puedo creer que el presidente se haya prestado a ninguna componenda con la banda terrorista. Pasará mucho tiempo, en todo caso, antes de que se pueda dar respuesta a los interrogantes con que he abierto esta carta, aunque tú hayas desvelado en tu artículo de EL MUNDO aspectos relevantes de la voracidad nacionalista, la vasca y la catalana, para conseguir la secesión y hayas subrayado el acuerdo de Eta con Esquerra Republicana de Cataluña. En tu opinión, en Perpiñán se pactó otra tregua trampa como la de Estella: «Los republicanos aseguraban el proceso de Cataluña hacia la independencia y la banda les concedía una tregua que, por cierto, es la única que explícitamente nunca rompió Eta».

No quiero generalizar. Los políticos españoles son mediocres pero no corruptos ni cobardes. En la relación con Eta, sin embargo, ha terminado por prevalecer la cobardía y la indignidad. Zapatero llevó al límite la colaboración con la banda armada, las concesiones a los criminales terroristas. Y son muchos los que creen que Mariano Rajoy asintió bajo cuerda al «proceso de paz» de Zapatero para evitarse complicaciones en el frente de la crisis económica. Son muchos los que creen que aceptó la legalización del brazo político de Eta; que estuvo de acuerdo en que la banda escalara el poder, lo que ha ocurrido en Guipúzcoa, y que se financiara, sin secuestros ni chantajes revolucionarios, a través de los abusos y las mordidas en la gestión pública de los gobernantes proetarras. Estuvo de acuerdo, según analistas sagaces, en que no se persiguiera la actividad en el extranjero de Josu Ternera y otros terroristas; en que se liberara por razones políticas –Otegui– o por razones de enfermedad –Bolinaga– a presos especialmente queridos por la banda. Estuvo de acuerdo también en que se liquidara la doctrina Parot; en que se excarcelara a los etarras por esa doctrina afectados; en que Eta anunciara, cumplidos los pactos que figuran en las actas que se conservan en la institución Henri Dunant, la entrega teórica de las armas y que, como consecuencia, se produzca en su día la liberación de los presos no manchados de sangre así como la suavización de las condiciones penitenciarias del resto. Según un reciente documento de la FAES de Aznar, «la mal llamada derogación de la doctrina Parot forma parte de la negociación que el Gobierno anterior emprendió con Eta, bajo la piadosa etiqueta de proceso de paz».

No solo no se ha vencido a Eta, mi querido Jaime, sino que la banda, directa o indirectamente, está en el poder en una de las provincias vascongadas, multiplicando con la mayor desfachatez los actos de exaltación del terrorismo. Zapatero ha hecho lo que ironizaba Conrad Adenauer: «La mejor fórmula para apaciguar a un tigre es dejarse devorar por él».

Todo lo que ha ocurrido, todo lo que está ocurriendo, ¿es el precio político que la España democrática está pagando por la paz? ¿Aceptó o no Rajoy el acuerdo sobre el «proceso de paz» que desencadenó el presidente dadivoso? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que el pueblo español tenga información veraz sobre lo que ha ocurrido, sobre las componendas, los cambalaches, las concesiones, los engaños y las indignidades de la negociación con Eta?

Son muchos los españoles, querido Jaime, que están a la espera de que un político serio como tú descorra la cortina de tantas y tan abrumadoras trapisonderías. Desde hace muchos años has anticipado en declaraciones y artículos lo que iba a ocurrir. Lo que hasta ahora ha ocurrido. Lo que, tal vez, ocurra en el futuro conforme a tu denuncia de que existe una estrategia enmascarada y concertada.

GREGORIO MARAÑÓN

‘La conquista  de México’, entre  Artaud y Octavio Paz

Querido Gregorio…

Has conseguido el reconocimiento general de los aficionados a la ópera, no de todos, pero sí de los más serios y consecuentes. Tu gestión al frente del Teatro Real está siendo sobresaliente. Tu mayor acierto, en mi opinión, fue la decisión de contratar al controvertido y polémico Gerard Mortier. El director belga devolvió al mundo madrileño de la ópera la tensión y el debate, ausentes durante largo tiempo del Real. Somos muchos los que hemos disfrutado con su talento, su sabiduría musical, su capacidad para la invectiva y la provocación. Extraordinario Mortier, malherido hoy por un cáncer de páncreas.

Y ahí está La conquista de México. Salí sobrecogido del teatro. ¡Qué soberbio espectáculo! No es ópera convencional porque el desarrollo dramático está ausente. Tampoco concierto. La escenografía de Polzin, la iluminación de Schönebaum, los figurines de Dziedzic, el coro de Máspero compiten con tenor, soprano y contralto, sacudidos todos por la música de Wolfgang Rihm, superadora de atonalismos y dodecafonismos, instalada en la mejor vanguardia, la de la calidad, con la orquesta rosmando bellezas desde las cuatro dimensiones del teatro, con dirección eficaz de Alejo Pérez.

El singular espectáculo tiene defectos. No pocos, por cierto. Pero no voy a entrar en ellos porque el balance resulta altamente positivo. Sí quiero decir que no comparto las críticas a Caroline Stein. Me parece una soprano con brillos de piedra pedernal.

Detrás de La conquista de México está Antonin Artaud, aquel loco lúcido, autor de Los Cenci, impulsor del teatro de la crueldad, amigo de Picasso que le sacó del manicomio, impulsor de los más sabios manifiestos teatrales del siglo XX, el artista que fue un desperdicio de sí mismo; que amó a su hermana muerta Germaine; que vivió desesperado de soledad con su mujer Génica; que encontró la paz y la droga entre los indicios tarahumaras en México. Y que fue el poeta de Tric trac de ciel, con Breton al fondo y el dadaísmo palpitando entre las letras. «Quemadura ácida del cuerpo y del alma», Artaud se erecta en L´ombilic des limbes. Y finalmente el verso de Octavio Paz, mi inolvidado amigo: «Bajo el desnudo y claro Amor que danza, hay otro negro amor, callado y tenaz, amor de oculta herida».

Oculta, sí, oscura herida de alma, la de Hernán Cortés, acompañado por su narigante escudero, al estilo más tarde del Caballero de los Espejos del Cervantes deslumbrador. Mi enhorabuena, en fin, querido Gregorio, mi enhorabuena por tanta belleza como La conquista de México ha derramado sobre el escenario del Teatro Real.

ARTURO FERNÁNDEZ

Con 85 años,  una vez más el éxito  sobre la escena

Querido Arturo…

Vas a cumplir 85 años. Llevas casi 70 en la escena y en la pantalla. Has superado a Cary Grant. Eres como un milagro. Sigues haciendo de galán y te ampara un público incondicional que siente adoración por ti. En Los hombres no mienten, la divertida comedia de Eric Assous que representas en el teatro Amaya, permaneces cerca de dos horas en el escenario, sin un fallo de memoria, sin una vacilación, en plenitud. A lo largo de casi 70 años lo has interpretado todo en el cine y en el teatro. Has triunfado en los más varios registros, los cómicos, los trágicos, los dramáticos, los convencionales y los de vanguardia. Esa es la pura verdad y nadie que sea aficionado al teatro puede negar tu calidad como actor. Ni tu permanencia asombrosa en esa calidad. El teatro lo llenas tú. Lo abarrotas tú. El triunfo es tuyo, el éxito sin fronteras, comedia tras comedia, año tras año.

He visto muchas de tus películas y casi todas las obras de teatro que has interpretado, generalmente junto a grandes actrices. Quiero tener un recuerdo especial para Paula Martel. Nadie te ha dado la réplica como ella, nadie te ha entendido tan bien, ninguna de tus actrices ha tenido tanta calidad interpretativa.

En los últimos meses he asistido a las más avanzadas vanguardias de la escena madrileña, con recuerdo especial para María Hervás, en su asombrosa interpretación de Confesiones a Alá, y para Angélica Liddell, que es hoy la máxima expresión del teatro español. Sería yo completamente injusto si desdeñara el teatro comercial que divierte al espectador y que también, en ocasiones, le hace pensar.

Bien flanqueado por Sonia Castelo y Carlos Manuel Díaz, triunfas una vez más en Los hombres no mienten, comedia en la que se plantea, con ingenio y sorpresa final, la infidelidad conyugal. «Si parece que tiene 50 años», me decía admirada una periodsta norteamericana, experta, por cierto, en la crítica teatral. Y es verdad. Eres, querido Arturo, la seguridad en el teatro,  la calidad interpretativa, el éxito

permanente.

SALVADOR SOSTRES

Devaluados a clase media

Algunos entrenadores olvidan a veces que incluso un Barça impreciso y lentorro como el de Gerardo Martino es uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Mourinho lo asumió con el 5-0 de su primer clásico y no lo olvidó nunca. Desde entonces nos jugó con una intensidad que se transformaba en agresividad y no pocas veces en violencia. Con mucha entrega y tenacidad aquel Madrid aprendió a ganarnos.

A pesar de que este Barça de Rosell es una versión muy pobre del que deslumbró al mundo con Guardiola, sigue practicando un fútbol que es en todos los sentidos superior a cualquier otro. Y no se le gana saliendo a tomar el té con pastitas, como hizo el Madrid, fofo y sin intensidad, como los funcionarios de Larra.  Tanto Barça como Madrid son la versión mediocre y adocenada de lo que fueron con sus anteriores técnicos.

Fue un clásico menor, a cámara lenta, más cerca del suelo que de las estrellas. Iniesta estuvo vulgar y Bale mucho más barato que su precio.

«Queremos sangre», decía Guardiola como metáfora del alto espíritu competitivo de su Barça. Da la sensación de que lo que Martino quiere es otro granizado de limón y Ancelotti un poco de queso para acabarse la media botella de vino que aún le queda, y que ya es la tercera.

El Madrid tuvo sus opciones (Benzema, un penalti a Cristiano) y el Barça pudo marcar más, pero si por algo destacó el partido fue por la nostalgia. Nostalgia de lo grandes que fueron y de lo emocionante que era verlos enfrentarse. Con el gol de Alexis se hizo la luz de otros tiempos, pero fue efímera y endeble, y todo volvió pronto a ser decadente.

Hemos ido a peor y ni el Barça explota su talento ni el Madrid su potencia devastadora. En esta Liga es suficiente jugar a medio gas, pero el Bayern de Pep espera en la Champions y va a arrasar a cualquiera que no juegue al máximo de sus capacidades. De hecho, no hace falta ni el Bayern. El Barça empató el martes contra un Milan patatero y una Juve con 10 casi empata en el Bernabéu el miércoles. Nos hemos vuelto de clase media, con lo bien que nos sentaba el caviar y la trufa blanca.

  • A FONDO
  • 27/10/2013

  CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO

El honor del juez Mahoney

El rechazo del recurso de España contra la sentencia dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) del 10 de junio de 2012 contra la doctrina Parot, y sus consecuencias inmediatas, la liberación de Inés del Río y la próxima excarcelación de casi un centenar de etarras, ha provocado la lógica indignación de las víctimas del terrorismo y la estupefacción de la mayoría de los ciudadanos.

Es como si la Gran Sala hubiera hecho una enmienda a la totalidad a la política antiterrorista –en el marco de ella se encuadra la doctrina Parot– llevada a cabo en los últimos años y que ha llevado a poner de rodillas a ETA.

Hay que acatar la decisión del Tribunal de Estrasburgo porque España firmó un convenio que le obliga a ello. Pero lo que ha dictaminado dicho tribunal es, en esencia, una gran injusticia y tiene que ver con una concepción política, según la cual los miembros de ETA condenados por asesinato no son simplemente asesinos, sino que sus delitos están justificados de alguna manera por un fin superior de carácter político.

Lo expresó de forma meridiana el miembro español del citado tribunal, Luis López Guerra, cuando, en el año 2000 y siendo vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, afirmó: «El problema vasco no es penal, creo que todos estamos de acuerdo; es un problema político muy complicado».

López Guerra fue nombrado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero miembro del TEDH, en el contexto de una negociación abierta con ETA. Por tanto, no es de extrañar que este magistrado se haya constituido en el gran agitador ideológico contra la doctrina Parot, para escarnio del Gobierno, que ordenó a la Abogacía del Estado recurrir el fallo de junio de 2012.

Sorprende la postración intelectual que han mostrado analistas, políticos e incluso juristas respecto a la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. Como aceptando una superioridad moral o técnica más que dudosa.

Afortunadamente, entre los 17 miembros del TEDH, no todos aceptaron la interpretación de que a Inés del Río se le había alargado la pena de cárcel aplicándole retroactivamente una regulación posterior a su condena. Recomiendo a los partidarios de callar y mirar para otro lado que se lean el voto particular del juez Paul Mahoney, quien, en su escrito, al igual que hizo el Tribunal Supremo, avaló el Constitucional y sostuvo en su recurso el abogado del Estado, distingue perfectamente entre la pena y la ejecución de la condena.

Lo sorprendente es que, según Mahoney, el TEDH haya actuado contra su jurisprudencia, establecida en tres casos: Hogben contra el Reino Unido (marzo de 1986); Uttely contra el Reino Unido (29 de noviembre de 2005) y Kafkaris contra Chipre (2008). Al igual que en esos procesos, Mahoney establece que l